La gloria del poder podrá perdurar, prolongarse más de lo que uno pudiera haber imaginado en un principio, pero, cuando sobreviene el ocaso, la caída en desgracia, ineluctable, todo cambia, de repente, de la noche a la mañana.
Mariano Rajoy, camino de siete años ininterrumpidos en La Moncloa, pierde la moción de censura promovida por el alicaído líder del principal grupo de la oposición,
Pedro Sánchez, y, de buenas a primeras, se acuesta presidente depuesto en Madrid y se levanta registrador de la propiedad en Santa Pola. Así es el azar cuando te da por hacer de la política una forma de vida, y de tu vida una suerte de funambulismo. La previsible participación en las
pseudoprimarias del PP escandaliza a propios y extraños: solo el 7,63 por ciento de la afiliación se inscribe para votar, es decir, 66.384 en el total estatal, apenas 841 en la provincia de Jaén. Un fraude, en toda regla. Perseguidos por la acusación de defraudar fiscalmente al aceptar donaciones en ‘B’, con sus seguidores noqueados/conmocionados tras la sucesión vertiginosa de acontecimientos derivada de la primera sentencia del caso Gürtel, ahora, cuando más desmotivados/desmovilizados se encuentran, se les convoca a una elección perversa en la que quien no se apunta, no participa, y donde, por primera vez, los muertos no cuentan. Si no es preceptivo pagar cuotas para que la organización corrobore tu interés por permanecer dentro, los muertos seguirán figurando, engordando el ojo del amo y, por ende, sosteniéndole con su silencio cómplice. Esto de asistir a una elección interna en el PP sin que los muertos cuenten y con
Franco a un tris del desahucio del Valle de los Caídos, convendrán conmigo, es un sindiós de dimensiones bíblicas.
José Manuel García-Margallo,
María Dolores de Cospedal y
Pablo Casado visitan discretamente Jaén.
Fernández de Moya, como cabía esperar, agasaja sin titubeos a
Cospedal acompañado de sus leales, entre los que no se encuentran más que dos alcaldes, el bailenense
Luis Mariano Camacho y el villariego
Francisco Palacios, a la sazón secretario general del partido en la provincia. El presidente provincial,
Juan Diego Requena, como anunciaron al inicio del proceso otros homólogos, prefiere mantenerse neutral.
Javier Márquez, el alcalde, arropa a
Casado junto a los primeros ediles de Mancha Real y Guarromán,
Mar Dávila y
Alberto Rubio, y el ex alcalde de Andújar
Jesús Estrella. Que destacados dirigentes en su día de ‘Jaén Adelante’ respalden hoy al aspirante
Pablo Casado confirma lo que dijo el otro día
Juanma Moreno al recibir en Sevilla a
Soraya Sáenz de Santamaría: los
anticospedalianos tienen el corazón partido. Una hipotética victoria de
Cospedal abriría el campo a las especulaciones sobre si
Moreno Bonilla podría todavía caerse como cabeza de cartel a la Junta y, sobre todo, en el escenario más cercano, si
José Enrique idea volver por sus fueros, presentándose de número uno al Parlamento de Andalucía (¿incluso un alcaldable en Jaén distinto a
Cuqui? ¿sacar otra vez de la chistera a la buena de
Paqui Molina?) y optando, de nuevo, a presidir el PP de Jaén. ¿Volverán banderas victoriosas?
Fiesta de la Rosa. Y van cinco. El sábado, con
Susana Díaz de invitada estelar.
Paco Reyes ensalza las políticas de bienestar de
Susana y pide a
Pedro Sánchez que las traslade al conjunto de España. La empatía inconmensurable entre
Díaz y
Reyes. El barón socialista jienense ha logrado abortar el plan primigenio del
sanchismo de colocar a uno de los suyos al frente de Subdelegación. La alternativa de
Catalina Madueño,
reyista a carta cabal desde que se afincó en Sierra Mágina como directora-conservadora de su parque natural, de perfil más técnico que político aunque militante de la agrupación capitalina y miembro tanto de la ejecutiva provincial como de la local, constituye a todas luces un éxito estratégico de un
Paco Reyes que aprendió de su maestro,
Gaspar Zarrías, a no asistir a ninguna partida orgánica sin un as en la manga. La escenografía del acto de Torreperogil, la foto de la primera fila, sitúa en lugar destacado a los dos delfines que más suenan para personificar el nuevo tiempo que se abriría después de
Paco Reyes:
Ángeles Férriz, ex vicesecretaria general, otrora apadrinada por el siempre influyente
Paco Vallejo, curtida en Diputación, haciendo carrera actualmente en Sevilla en el grupo parlamentario, postulada y postulante, y, por otro lado, pegado al jefe, compartiendo plenos municipales, apoyado en un círculo íntimo conformado por todos aquellos paisanos, medio paisanos y colaboradores del
Paco Reyes que empezó de regidor en su pueblo,
Juan Francisco Serrano, alcalde de Bedmar-Garcíez y secretario general de las JJSS de Jaén. Dos por uno. Pero sin prisas que nunca fueron buenas consejeras para un funambulista.