Cuando la peste azotaba Europa en la Edad Media se predicaba haciendo creer al pueblo que tales plagas eran poco menos que un castigo lógico por sus pecados.
La consecuencia de esa presión religiosa y el miedo a una muerte tan terrible como imparable desencadenaba una orgía auto-inculpatoria en la que aquella pobre gente asumía tanto los pecados propios como los cometidos por el resto de la humanidad, auto-infligiéndose todo tipo de penitencias cuyo sufrimiento pasaba desapercibido para los auténticos pecadores carentes de conciencia y para los más ricos que podían satisfacer su poca conciencia haciendo donativos a la Iglesia.
A lo largo de la historia siempre que el pueblo asumía la culpa de cualquier mal que aquejase a la sociedad, este pasaba a convertirse en un elemento de control en las manos de los poderes establecidos, ya fueran religiosos, económicos o políticos.
En la actualidad hay sectores sociales y políticos que fomentan determinadas actitudes y comportamientos para lograr que la sociedad participe de sus ideas. Para conseguirlo pretenden que sus miembros asuman la culpa directa o indirecta de ciertos comportamientos antisociales, aunque no sean responsables.
Esta incriminación de culpa se lleva a cabo manipulando los acontecimientos en las redes sociales y los medios de comunicación, utilizando una demagogia sin límites que no mira a quienes perjudica, apelando a la conciencia de los que suelen tener menos responsabilidad de lo que se les intenta culpar y sobre todo intentando que creamos que la bondad del fin justifica los medios para conseguirlo.
Es abyecto que una minoría social utilice la presión mediática para someter al pueblo a una criminalización tal que haya quien se pueda sentir culpable de situaciones absurdamente ajenas a su actitud y modo de comportarse ante los demás. En la Edad Media los pecados que supuestamente causaban las epidemias de peste eran purgados por todos con rezos, ayunos, castigos corporales, peregrinaciones y donativos a la Iglesia.
Hoy día los comportamientos que causan los crímenes los purgamos todos con me gustas a quien se auto-inculpa de ellos en redes sociales, dando comentarios positivos a artículos y discursos que culpan a la sociedad, alabando a quienes defienden leyes sin sentido lógico y dando donativos a ONGs.
No negaré que cada época tiene lo suyo, tanto desgracias como gente que se aprovecha de ellas, pero pretender impedir la maldad del ser humano criminalizando a todos y creando leyes que nos llevan a tiempos pretéritos solo logrará dividir a la sociedad.
A mí me duelen las víctimas de asesinatos y violaciones, creo que todos debemos colaborar para acabar con esa situación, pero no tolero ser considerado culpable o responsable directo de lo que hacen otros.