Nueva obra de Bacedoni

Es indudable que el duende, el genio, desde el apartado que se pretenda vislumbrar, siempre nos lleva a la archiconocida frase “genio y figura hasta la sepultura”. Y es así, porque de esa manera nos movemos unos cuantos de esta bendita zona. José Bacedoni Bravo, dibujante,  pintor, topógrafo, delineante, filósofo, graduado social y pensante, nos sorprende de nuevo con otra obra suya que se suma a la colección que trata de Huelva y para Huelva, desde todos los ángulos que la pretendamos conseguir. El legado artístico de este onubense de pro, pasará a engrosar una parte muy importante de la historia de los hombres de esta tierra que, como hemos apuntado antes, han destacado en sentires y hechos para bien de la ciudad y de las sucesivas generaciones.   Por todo ello, Bacedoni, para el arte y para los más cercanos, una vez más saca ahora a luz el libro ‘Pensamientos, dibujos clásicos y modernos’. La obra en sí sigue ese caminar suyo desde las diferentes artes que domina, sin prisa, pero con pausa estudiada técnicamente para de esta manera, como el que se habla así mismo con el arte que va creando saliendo de sus ancestros, hacer ese camino de finalizar el libro de la forma más amena y atrayente, que de por sí lo es, porque el ingenio en este libro lo reparte en dos maneras distintas, los dibujos de sus páginas están realizados a tinta, y por otra parte los dibujos clásicos y modernos, a color.  Una dualidad a la hora de confeccionar el arte como la mejor modista en el corte del diseño de su mejor vestido, Bacedoni, obvia las dobleces, su verticalidad es tal en lo creativo, que se convierte por antonomasia en un mantenedor de huellas del pasado que sin ser pretérito se hacen un continuo presente y así lo ve y de la misma manera lo traslada en pensamientos, dibujos y constancia de continuar en ese camino trazado en el que las huellas van por delante del mismo.  La obra ‘Pensamientos, dibujos clásicos y modernos’ es prologada por el poeta onubense, Rafael Delgado,  otro hacedor de luces y sombras, de amplitudes, complejos, ansias y mantenimiento de soledades, porque por algo forman parte de las vueltas de la vida en este hemisferio. Definidor de un todo, a retazos, poemas de vocablos adjetivados, que te detienen, e intentas hallarles ese banal contrasentido a veces no entendido, pero que crea. Sí, Rafael, porque te atreves, cuando se te suelta de la mano y consigues lo no pensado, lo que quizás esté por venir. Seguro, plasmador de sentires que te has sentido a gusto ojeando la obra del “maestro Bacedoni” antes de vestirla de la manera que tu sabes,  en ese intento insoslayable de darle impulso y vida, saltándote a piola todo aquello que daña en soledades, para como bien sabes y sientes,  sentirte vivo. Enhorabuena, amigo del alma, Bacedoni y también al colega, Rafael Delgado, que aunque no nos vemos físicamente, sí es muy cierto que no hay nadie que nos quite del camino que no abandonamos en nuestra zona y que ambos sabemos su nombre.