El sentir pastoreño ganó a la lluvia
Pese a los malos partes meteorológicos, a las 18.30 horas de ayer se abrieron las puertas del Convento
Cientos de jerezanos se echaron a la calle para arropar a la Divina Pastora de las Almas
Pese a que la gran mayoría de los pronósticos meteorológicos presagiaban posibles lluvias durante la salida procesional de la Divina Pastora de las Almas de Capuchinos, las ganas de poner a su Virgen en la calle por parte de los pastoreños ganaron la batalla al tiempo y a las 18.30 horas, tal y como estaba previsto, se abrieron las puertas del Convento.
Había varias novedades para esta ocasión. Manuel Jesús Becerra tomó el relevo en el martillo de Manuel Jaén, y supo guiar a los costaleros esta gloria, quizás una sino la más importante de las que se pasean por Jerez, por el recorrido de las angostas vías del casco histórico.
Además, el hermano mayor del redil, Fernando Borrego, veía cómo por fin podía salir la cofradía, si bien desde que tomara el cargo las fuerzas meteorológicas lo habían impedido.
Ornamentada con nardos, rosas y antororiums, con corona de plata y guapa como ninguna, la Pastora se protegía bajo las flores de un árbol que los frailes capuchinos habían escogido para la ocasión, un almendro en flor.
Mientras la tarde caía y daba paso a la noche, los cirios del cortejo fueron iluminando la cara angelical de esta Virgen Madre y del Dulce Nombre de Jesús, que miraba desde arriba del paso sonriendo orgulloso de ir estrenando una túnica confeccionada de tul, datada del siglo XIX, con cíngulo de oro.
Y es que todas las miradas de los cientos de jerezanos que se echaron a la calle no se resistían a responderle con una suave sonrisa.
Asimismo, otro de los estrenos fueron los faldones del paso de la Divina Pastora de las Almas, obra del artista portuense David Calleja, estando realizados mediante técnica pictórica sobre damasco color rojo.
Y como colofón, los sones de la Banda de Música Nuestro Padre Jesús Nazareno de la villa de Rota pusieron fin al cortejo.
Había varias novedades para esta ocasión. Manuel Jesús Becerra tomó el relevo en el martillo de Manuel Jaén, y supo guiar a los costaleros esta gloria, quizás una sino la más importante de las que se pasean por Jerez, por el recorrido de las angostas vías del casco histórico.
Además, el hermano mayor del redil, Fernando Borrego, veía cómo por fin podía salir la cofradía, si bien desde que tomara el cargo las fuerzas meteorológicas lo habían impedido.
Ornamentada con nardos, rosas y antororiums, con corona de plata y guapa como ninguna, la Pastora se protegía bajo las flores de un árbol que los frailes capuchinos habían escogido para la ocasión, un almendro en flor.
Mientras la tarde caía y daba paso a la noche, los cirios del cortejo fueron iluminando la cara angelical de esta Virgen Madre y del Dulce Nombre de Jesús, que miraba desde arriba del paso sonriendo orgulloso de ir estrenando una túnica confeccionada de tul, datada del siglo XIX, con cíngulo de oro.
Y es que todas las miradas de los cientos de jerezanos que se echaron a la calle no se resistían a responderle con una suave sonrisa.
Asimismo, otro de los estrenos fueron los faldones del paso de la Divina Pastora de las Almas, obra del artista portuense David Calleja, estando realizados mediante técnica pictórica sobre damasco color rojo.
Y como colofón, los sones de la Banda de Música Nuestro Padre Jesús Nazareno de la villa de Rota pusieron fin al cortejo.
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