Somos una sociedad acostumbrada a desarrollar la mayoría de nuestra actividad en la calle, el benigno clima Mediterráneo, propició las relaciones y la cultura al aire libre. Por ello en el confinamiento actual el lujo se mide por la amplitud de los balcones o los megas de la conexión de internet. Nada que ver con los fríos y oscuros inviernos que los nórdicos combaten enclaustrándose en casa. Por ello nuestro esfuerzo de permanecer encerrados tiene doble valor, ¡mucho ánimo que vamos a ganar!
La capacidad de una sociedad se mide ante la adversidad. En España sin lugar a dudas, estamos en vanguardia en generosidad, coraje y disciplina. Nunca antes afrontamos una prueba similar y por ello desconocíamos nuestra capacidad de aguante, el resultado está siendo magnífico, inmejorable. Sabemos que la crisis económica que vendrá después será muy dolorosa, pero para salvar la economía hay antes que salvar las vidas. Sino salvas las vidas, la gente dejará de trabajar por miedo y la economía se hundirá. Este tiempo es el tiempo de la gente, nada de famosos, ni de brillantes banqueros, ni deportistas de élite. El esfuerzo y la vida la están poniendo la gente común y corriente que trabaja en la sanidad, las fuerzas de orden público, militares, quienes trabajan en los súper, en el transporte, en las panaderías, barriendo las calles, en las tiendas, en el campo… estas personas son los verdaderos héroes, en los que se apoya nuestra sociedad y de las que nos orgullecemos.
Como contraste a la generosa y mayoritaria respuesta, he de significar la hartura y ascazo por los cientos de científicos de secano que pueblan las redes, auténticos quintacolumnistas, seudoexpertos en biología molecular, falsos virólogos, matemáticos, economistas, sociólogos…, que diariamente nos aleccionan como únicos poseedores de la verdad, cuestionando cuantas soluciones nos aportan los auténticos científicos que dirigen la lucha.
Os voy hacer una propuesta, un ruego, en la medida de vuestras posibilidades: aunque en este mes no vayáis al gimnasio de vuestro barrio, pues que sigáis pagando las cuotas, también las de la academia que está cerrada, que compréis en la pequeña tienda que tenéis cerca. Si tenéis un piso en alquiler y el inquilino lo está pasando mal, este mes no se lo cobréis. Si van a limpiar vuestra casa, seguir pagándole aunque no vaya…Sé que la mayoría lo hacéis, pero no está de más recordar los dramas personales que podemos contribuir a mitigar, no basta con aplaudir, el Estado no puede llegar a todos los sitios. Si se pierde el comercio de barrio y nuestros vecinos lo pasan mal, perderemos todos.
Salud.