Cronista de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, escritor e investigador, cree que son poco acertadas algunas decisiones que pretenden potenciar el turismo
Fue como consecuencia de la gripe asiática que sufrió la ciudad en 1957, que el historiador, cronista y maestro Manuel López Pérez, se interesó por las leyendas, el patrimonio y la historia de Jaén. Fue durante sus días de convalecencia que optó por los escritos y crónicas de Rafael Ortega Sagrista y no por los populares folletines de Marcial la Fuente, tan aclamados en aquellos días y fueron esos pasajes de la historia local los que despertaron en aquel niño de 11 años, nacido y criado en la antigua calle Tiradores, la pasión por aquel Jaén que él recuerda “silencioso y provinciano”. Autor entre otros libros de “El viejo Jaén”, “Caserías de Jaén”, junto a Luis Berges, “El Santo Rostro de Jaén” o “Entre la guerra y la paz. 1808-1814”, a Manuel López le preocupa que el concepto de la globalización esté arraigando también en el modo de presentar las ciudades, de explotarlas, de darlas a conocer...
“Una ciudad no se puede convertir en un parque temático”, lamenta el investigador jienense, en referencia a determinadas políticas de turismo local que se pretenden aplicar. También le preocupan falsas historias que circulan cada vez más en la sociedad jienense como intentar convertir la Iglesia de San Andrés en un símbolo del judaísmo, o que las llaves que porta Nuestro Padre Jesús Nazareno son, una de la ciudad y otra del Camarín. “Esas son historias que se escuchan incluso a los guías turísticos y que no tienen ningún fundamento”. Como cronista oficial de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús, Manuel López Pérez vivirá hoy un día especial en la inauguración del Camarín. “Hemos estado a punto de perder otra seña de identidad de nuestra historia, de nuestra tradición. Recuerdo que fue Francisco Cerezo, desde su estudio en en el mismo edificio del Camarín, el primero que dio la voz de alerta sobre el peligro que corría el inmueble. Por eso nunca quiso irse de allí”, apunta López Pérez.
Muestra cierta indiferencia hacia proyectos como el tranvía, aunque no comprende cómo se siguen construyendo con catenarias, que considera de muy mal gusto y nulo valor estético, aunque sí está preocupado por el estado del casco antiguo de la ciudad. Poco tiempo para otras aficiones que no sean la investigación, que se ha convertido en la profesión de este maestro de la pausa y del detalle. Con la misma inquietud y curiosidad con que buscaba en la buhardilla del gran caserón donde curó su gripe asiática la historia de la ciudad que miraba a través de la ventana, busca ahora Manuel López Pérez los detalles, la intrahistoria de la guerra de la Independencia en Jaén, o de la guerra civil española, sobre la que quiere escribir sin partidismo, sin colores. O sobre grandes personas y personajes de esta ciudad, cuyas biografías pretende apresar el maestro y escritor jienense Manuel López Pérez.