La generosidad de la feligresía, la intervención de la Junta de Andalucía y el minucioso trabajo de la empresa Ressur han sido determinantes para que Arcos recupere su joya arquitectónica por antonomasia: la Basílica Menor de Santa María de la Asunción, que después de dos años cerrada al culto luce en todo su esplendor un retablo mayor que, por brillante y sumamente pulcro, parece completamente nuevo.
La apertura parroquial fue un hecho social que congregó al pueblo de Arcos, autoridades e Iglesia, encabezados por la consejera de Cultura de la Junta, Rosa Torres, y el obispo diocesano, José Mazuelos. La primera reacción de todos no pudo ser otra que la de admiración por la recuperación del retablo cuya construcción finalizó tras seis años de trabajo el escultor Andrés de Ocampo en 1617. Pero también fue una ocasión para el alivio de hermandades y feligresía, que recuperan su lugar tradicional para el culto a Dios, amén del nuevo atractivo que se retoma para el incipiente turismo cultural o monumental.
Los trabajos de la última restauración del retablo, iniciados a principios de 2007, han dispuesto de un presupuesto de 259.630 euros, corriendo a partes iguales el Obispado y la Consejería de Cultura. Son el fruto del convenio en el que también acabaron implicándose el Ayuntamiento de la ciudad y la compañía Iberdrola, que finalmente ha completado la intervención dotando el interior parroquial de una exquisita iluminación artística.
Las primeras palabras de bienvenida corrieron a cargo del precursor de esta acción, el propio párroco y vicario Genera de la diócesis, el padre Domingo Gil Baro, para agradecer profusamente la colaboración recibida que ha permitido, además, la limpieza de otros retablos y de la parroquia en sí; trabajos que se han prolongado por dos años, un largo tiempo de espera que bien ha merecido la pena como todos han podido corroborar.
La consejera de Cultura reseñó “la obligación” de proteger, restaurar y poner en valor el patrimonio religioso andaluz. Rosa Torres recordó como bajo el epígrafe de Andalucía Barroca se han recuperado templos, capillas, ermitas y otros espacios que combinan su función religiosa con la cultura como parte del rico patrimonio andaluz, si bien reconoció que hablamos de espacios propiedad de la Iglesia pero que son disfrutados por el conjunto de la sociedad.
Torres dijo que “nunca el patrimonio religioso ha estado en mejores condiciones de protección, conservación, de salvaguarda, investigación y de difusión”. Por ello, agradeció que el entendimiento de la Junta con la Iglesia y viceversa venga provocando actuaciones como la llevada a cabo en Santa María. Pero también recordó que la puesta en valor de este tipo de espacios significa creación de puestos de trabajo y riqueza para nuestras ciudades, es decir, los beneficios que pueden y deben detraerse de la acción política.
Por su parte, la alcaldesa de Arcos, Josefa Caro, quiso ir más allá del carácter artístico y patrimonial del retablo para abundar en un trabajo que ha despertado la parte sentimental del pueblo hacia su primer monumento. “No es fácil encontrar en la provincia un retablo como el que preside este altar, porque toda obra es única e irrepetible, a la vez que transmisora de unos valores documentales. Este retablo resume la evolución histórica, las líneas artísticas que definen un estilo y una época, y teníamos la responsabilidad moral de trasmitir este bien a quienes venían detrás de nosotros”.
El obispo diocesano quiso redescubrir “una iglesia viva”, que, como comunidad cristiana, se ha preocupado de su edificio artístico y de su lugar de culto, del que se ha preocupado también cada sacerdote que ha pasado por el templo, para arreglar una gotera o la cúpula, no sin desmerecer el trabajo burocrático que esta intervención ha llevado implícito.
Monseñor agradeció la implicación de “todo el pueblo de Arcos” y señaló que es obligación de la Iglesia poner en servicio, no sólamente la caridad para los más necesitados sin preguntarle credo ni raza ni nada, sino también ese patrimonio que hemos conservado tantas veces con sudor y lágrimas”.
José Mazuelos agradeció “las buenas relaciones” con Cultura que se han traducido en otras intervenciones destacadas en el ámbito diocesano, como por ejemplo en la jerezana iglesia de San Miguel. “Nos guste o no, la Iglesia como institución y la Junta de Andalucía tenemos que ir de la mano porque son muchos los retos que tenemos en nuestro patrimonio”.
Por último, el obispo quiso tener un bonito recuerdo hacia su antecesor en el cargo, monseñor Juan del Río, por haber iniciado la tarea restauradora en la diócesis para que, finalmente, haya sido el nuevo obispo el que recogiera los frutos, “pero, bueno, así es el Señor, que le da frutos a quien no trabaja”, señaló irónicamente.
Un templo abarrotado
Después de los discursos institucionales, el numeroso público que asistió al templo parroquial pudo dar un pequeño paseo para comprobar la actuación llevada a cabo, la cual no sólo se deja ver en el retablo mayor, sino en cada rincón de la iglesia. Ciertamente, la nueva iluminación artística proporcionada por Iberdrola ha dado un mayor esplendor, si cabe, a este lugar, haciéndolo más amplio y luminoso. El acto disfrutó, además, de la asistencia de prácticamente toda la corporación municipal, de congregaciones de religiosas y de los sacerdotes arcenses, así como de las hermandades y del Consejo Local que las aglutina. Los responsables de la empresa restauradora intervinieron brevemente para dar algunas explicaciones que desembocarán en tan sólo unos días en una conferencia que promete ser muy didáctica. Mientras tanto, el templo no será devuelto al culto definitivamente hasta finales de diciembre.
Iberdrola ilumina artísticamente el interior parroquial
Para redondear la profunda actuación en la Basílica Menor, la compañía Iberdrola ha sufragado los gastos de instalación de la nueva iluminación artística del templo. La actuación ha consistido en la iluminación del retablo mayor y el presbiterio, así como de los retablos laterales, la sacristía, las capillas, el órgano y algunos otros elementos artísticos como cuadros y frescos. Para ello, se ha instalado un total de 64 proyectores equipados con lámparas de alta eficiencia, realizando la iluminación con tan sólo una potencia de 4,8 kilovatios. La vida media de estas fuentes de luz y su reproducción cromática son muy elevadas, lo que deriva en un mantenimiento muy reducido y una excelente calidad visual.
Los haces de luz tienen los ángulos adecuados a las dimensiones de los elementos a resaltar, colocando la luz allí donde se pretende centrar la atención de las personas que visitan el edificio o asisten a los actos litúrgicos.
Con motivo de las tareas de iluminación de la intervención en general, Iberdrola ha editado un libro sobre la historia y los tesoros artísticos de Santa María.
“El desarrollo de esta nueva iniciativa es una muestra más del firme compromiso de Iberdrola con Arcos donde, desde su llegada en el año 2002, ha venido llevando a cabo distintas iniciativas sociales y culturales que han contribuido al mejor conocimiento del patrimonio histórico y artístico de la localidad. Entre estas iniciativas destaca la publicación de libros que abordan temas locales”, como explicó el delegado de la compañía en Andalucía, Alberto Yarte.
Eliminan los problemas de anclaje, los insectos xilófagos y la humedad
Hasta ahora, el retablo se encontraba en una situación preocupante. Las patologías que le afectaban en mayor grado estaban relacionadas con su estructura, ya que registraba defectos constructivos. Además, había sufrido una serie de intervenciones indiscriminadas como mutilaciones, añadidos, transformaciones, eliminación de numerosos elementos de apoyo y travesaños de atado. La humedad, por otra parte, le había provocado contracciones y dilataciones que habían terminado produciendo movimientos incontrolados, torsiones, grietas, desajustes y aberturas de ensambles. Incluso llegó a perder varias piezas, además de sufrir un fuerte ataque de los insectos xilófagos, y, de forma puntual, de termitas. En este caso, el polvo, tan perjudicial, no le afectó demasiado, entre otros motivos porque el retablo se había sometido tres años antes de su restauración a una limpieza exhaustiva gracias a unos trabajos financiados también por la Consejería de Cultura que costaron 15.000 euros. Todo ello justifica una intervención que hoy es admirada por miles de arcenses, turistas y por las gentes que viven el día a día de su parroquia.
Un templo del siglo XVI que recobra su esplendor
La Basílica Menor de Santa María de la Asunción , primer templo de Arcos de la Frontera y Bien de Interés Cultural, es un destacado ejemplar de arquitectura de final del gótico que data del siglo XVI, si bien conserva restos de estructuras precedentes y aditamentos posteriores.
El retablo es una talla dorada y policromada de 13,14 por 9,24 metros. Su creación comenzó en 1585. En 1662 experimentó su primera reforma, y después no tuvo más intervenciones hasta 1704, cuando se llevó a cabo una operación general de adecentamiento del templo, que fue completamente blanqueado. A finales del siglo XVIII, se cambiaron el tabernáculo y el expositor por los que vemos ahora.
El retablo mayor, ubicado en el presbiterio, se compone de tres cuerpos con sucesión de órdenes jónico en el primer cuerpo y corintio en los dos restantes. El elemento central de la iconografía de este retablo -donde aparecen los evangelistas y los santos Jerónimo, Agustín o Gregorio Magno y una escena de la Última Cena, entre otros-, es la representación de la Asunción de la Virgen. Esta representación se dispone de la siguiente forma: en la parte inferior, los apóstoles en torno al sepulcro vacío, y, en la parte superior, la Virgen ascendiendo triunfante y siendo coronada.
En las calles laterales del retablo se representan distintos episodios de los primeros años de la vida de Cristo, en los cuales está siempre presente la Virgen. También es destacable la presencia de los apóstoles en las entrecalles del retablo. En definitiva, una maravilla.