Festival entre excavadoras

El Festival de Cine Iberamericano de Huelva llega este año a su madurez. Treinta y cinco años asistiendo en noviembre a su cita con la ciudad. Y el Ayuntamiento lo ‘celebra’ llenando de excavadoras y literalmente vallando su sede principal, la Casa Colón. Cuando se ven estas cosas no hay más remedio que pensar que lo que pasa en Huelva no pasa en ningún sitio. Sería inconcebible que festivales como el de San Sebastián o el de Valladolid se celebrasen en medio de hormigoneras. Se sabe que el de Huelva sigue siendo el hermano pobre de los festivales en su difícil empeño por promocionar el cine de Iberoamérica, donde hacer películas es ya una heroicidad. Pero eso no quita para que el Ayuntamiento, uno de sus patronos junto al Gobierno, Junta y Diputación, no ponga de su parte para que el Festival luzca como es debido, puesto que también es escaparate de la ciudad. Es verdad que se está peatonalizando la Gran Vía con el Plan E y que las obras corren prisa -la prioridad para el alcalde es que todo esté listo para la cabalgata de Reyes Magos-, pero ¿se ha tenido que esperar precisamente a esta semana para levantar la puerta de la sede festivalera? ¿No se podían haber adelantado las obras o retrasado una semana más? La falta de planificación salta a la vista y dice mucho de la escasa importancia que el Ayuntamiento concede a un festival con 35 años de historia a sus espaldas.