Laika y yo
Como Juan Ramón Jiménez, pero sin Platero. Hace seis meses me regalaron una perrita. Laika, pero con k, ya que es vasca. Su raza, cruzá con un mastín vasco del PNV. Por lo visto se conocieron en un congreso de aquel país.
Desde que llegó a mis brazos todo me parece poco por Laika. No habla, pero que verdad es que los perros con su mirada lo dicen todo. Aunque creo que me dieron coba: noto que parpadea más del ojo derecho que del izquierdo. Hasta el punto que he llegado a pensar si llamar al programa ese de Olga te busca la felicidad, en Canal Sur, por si acaso mi Laika pudiera ser tartajosa de vista. Mueve mucho su párpado, en ocasiones no sé si está dando un discurso político o intentando jugar al mus conmigo. Laika me tiene con las carnes abiertas. Y fijarse si la mimo que mis nietos tienen menos privilegios que ella en mi casa.
Me levanto temprano y la saco a la calle para que haga sus necesidades. Busco una acera poco transitada y alumbrada de Cádiz (por cierto, que hay muchísimas), para no tener que recoger los excrementos con una bolsita de plástico. A ella le gusta que la peine patrás porque es muy pija. Pero al pasarle el peine noté que su pelo no era el de siempre, rubia con tirabuzones. En las patillas había criado unas pequeñas escarchas de caspa y cada día era más clavá a Karmele Marchante. No podía verla así. Ni corto ni perezoso le cogí cita en una peluquería canina.
Preciosos estos establecimientos, donde encontrarás todo lo que desees para tu can: champú anticaspa, esmaltes para uñas por si acaso la perrita queda en la Punta un viernes con un doberman y surgiera algo, jerseys de lana de cuello alto por si el frío llega y evitar la artrosis. Eso sí, bermudas no ví. Correctores de colmillos para evitar las deformaciones en los hocicos, pasta de dientes contra las caries, secadores de pie, de manos, de tobillos, de peñuñas, etc. Todo glamour. Ni las revistas del corazón en estas peluquerías están caducadas, al contrario de las nuestras, donde todavía te puedes encontrar el primer embarazo de la Presley, y mira que hace tiempo ya de eso. Ni ella se acuerda. Al salir de la sección de pelaje estornudó dos veces. La cogí y le unté el viva porús en laca porque el normal queda muy pegajoso joé. Y mañana mismo la estoy vacunando contra la gripe A. antes me muero yo que la perra. Lo siento.
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