El PSOE andaluz sigue enfermo. Tan enfermo, que su principal cáncer está empeñado en querer demostrarle al mundo que es un 'cáncer sano'. Hablo, como no puede ser de otra forma, de su lideresa: 'Su-sana'; es decir, su enfermedad.
El 'susanato' vuelve a estar en cuestión después de que en el PSC Miquel Iceta diera un paso a lado para facilitar la llegada del ministro Illa —que allí parece actuar en calidad de 'Salvador' nominal para las próximos comicios catalanes, aunque no tenga la legitimidad de las bases que dan unas primarias—. Esa estrategia pactada con Ferraz ha dado pie a nuevas especulaciones y la trianera se ha visto obligada a intentar cortarlas rápidamente... a pesar de que la mayoría de las encuestas de los últimos meses la dibujan como una candidata achicharrada.
Hay una diferencia relevante entre Díaz e Iceta: el catalán tiene sitio en el Gobierno y la sevillana no, tras rechazar en su día la presidencia del Senado. Así que su enquistamiento es, simple y llanamente, personal y vuelve a supurar: ella avisa a Ferraz que se presentará a las primarias si alguien le disputa la Secretaría General y, por ende, la cabeza de cartel a las próximas elecciones autonómicas.
Días atrás la ex presidenta de la Junta quiso reprobar al actual Ejecutivo con un tuit en el que señalaba el frío que pudieran pasar los alumnos en las aulas de los centros públicos... seguramente porque su corta memoria no le da para recordar que esos barracones prefabricados —verdaderas neveras en invierno o calderas en verano— Fueron puestos por gobiernos socialistas. De modo que es fácil diagnosticar que su bosque personal no le deja ver lo que ella misma representa: el peor pasado de su partido en la región.
El PSOE andaluz necesita abrirse en canal de nuevo con un debate abierto que pueda traslade nuevas ideas y estrategias a la población, solo así podrá emerger una candidatura que garantice nueva vida y que no tenga una derrota asegurada frente a Juanma Moreno.
