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El jardín de Bomarzo

La ceguera blanca

Las consecuencias de la pandemia en la economía por la parálisis de sectores tan esenciales como la restauración o el turismo muestran ya su rostro

Publicado: 05/02/2021 ·
11:57
· Actualizado: 05/02/2021 · 11:57
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"Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven". Saramago en Ensayo sobre la ceguera.

Las consecuencias de la pandemia en la economía por la parálisis de sectores tan esenciales como la restauración o el turismo muestran ya su rostro más gélido y la previsión indica que en los próximos meses la cosa no mejorará, quizás en el segundo tercio del año si el rimo de vacunación se eleva podamos comenzar a frenar la caída para unos municipios que tienen la meta de recuperación puesta en el verano. ¿Pero podemos a estas alturas del año vaticinar cómo será el verano? ¿Tener esperanza sobre él cuando es obvio que vivimos sin saber cómo evoluciona el virus, su nuevas cepas, la vacuna o si las medidas que se están adoptando por las diferentes administraciones son eficaces? Vivimos a ciegas, como Saramago en su Ensayo donde narra la historia de una pandemia que se extiende por el mundo llamada la ceguera blanca; se origina entonces un pánico generalizado, el orden social se desintegra a medida que el gobierno intenta contener el contagio con medidas cada más incompetentes. Al final, tras un ambiente de opresión y contagio casi absoluto, la ceguera desaparece de manera repentina.

Esta semana se han hecho públicos los datos del desempleo y en Andalucía el incremento ha sido en 18.249 personas, un 1,88 por ciento y sitúa a la comunidad con 987.686 parados, solo descendiendo en la provincia de Huelva e incrementándose en las demás: Jaén (3,46), Granada y Málaga (2,33), Sevilla (2,12), Cádiz (2,07), Córdoba (1,91) y Almería (1,90); hay que tener en cuenta que esta cifra comparada con la de enero de hace un año causa extrañeza por cuanto entonces el incremento fue de 28.156 personas para situarlo en 806.090 desempleados. Entonces creció en un número mayor de personas que ahora, pero durante este curso no se ha recuperado nada y hoy la comunidad está un paso de superar el millón de parados y lo hará en breve instalándose en una cifra que produce verdadero vértigo, ante lo cual cabe preguntarse hasta qué punto el Estado, que somos todos, puede hacer frente a tanto gasto, manteniendo además el nivel en servicios esenciales tan necesarios ahora como, por ejemplo, la sanidad. Sanidad y economía conforman una balanza difícil de equilibrar en un periodo tan largo como el que estamos necesitando para nivelar la crisis y ante ello solo cabe la posibilidad futura de subir impuestos a los que más producen y es entonces cuando aparece Andorra. Nos escandalizamos cuando youtubers se trasladan a fiscalizar allí cuando ha sido una práctica habitual de famosos y deportistas y cuando nuestro estado del bienestar quizás no ajuste del todo bien entre la solidaridad necesaria para con unos y la opresión desmedida para con otros.

Uno, al margen, se cuestiona cómo es posible alcanzar este nivel de contagios cuando la prevención de la ciudadanía en general es máxima y cómo se produce en sanitarios cuando es evidente que éstos, pese a la exposición permanente y peligrosa que sufren, se cuidan de manera excelsa y sobre ello empiezan a haber teorías en el sentido de que se están contagiando más sanitarios que no usan gafas que otros que sí las usan y esto pudiera ser porque los contagios se generan por vía ocular a través de las mucosas de los ojos. A ciegas. Y, claro, te echas a temblar. Teorías para todos los gustos han alimentado nuestras dudas e intrigas a lo largo de la pandemia, que si mascarillas no y después sí, que si lavados de manos permanente y no contactos con metales y ahora parece que eso tampoco es del todo necesario y/o peligroso, que no era más que un resfriado o que solo afectaba a personas mayores o aquellos con patologías agudas y ahora todos conocemos casos en nuestros entornos que nada tienen que ver con el cuadro inicial en el que nos enmarcaron el peligro. La desinformación, y de eso no tiene culpa nadie o la tenemos todos, ha sido brutal, seguramente al nivel comparable con un momento en el que la buena información, en general, brilla por su ausencia y esto agudiza el grado de ceguera.

El mundo va a cambiar después de todo esto, la manera que teníamos de comunicarnos también y es posible que cuando tomemos conciencia de la importancia que tiene estar bien informados prestemos más atención de las fuentes en las que nos nutrimos y eso termine por convertirse en algo esencial, quizás en el mismo sentido que ahora prestamos atención a la higiene o a la procedencia y elaboración de los productos alimenticios que consumimos.

El Covid lo inunda todo a tal nivel que apenas prestamos atención a nada más e historias que serían portadas de periódicos o aperturas de espacios informativos apenas si tienen interés para el ciudadano -preocupado como está- como por ejemplo las afirmaciones de Bárcenas asegurando que Rajoy "destruyó los papeles de la caja B sin saber que guardaba copia" y, asegura, decide ahora colaborar con la justicia al constatar que dio por buena la promesa que le hizo el partido de que su mujer no entraría en prisión, todo ello en una carta remitida a la Fiscalía Anticorrupción ante unos hechos que se juzgarán a partir del próximo ocho de febrero. ¿Un partido puede prometer quién entra y quién no en prisión? ¿Es cierto que Javier Arenas o el propio Rajoy estaban en la nómina B del PP? ¿Es por ello posible que por su manejo jurídico nadie del PP, excepto el propio Bárcenas, haya entrado en prisión en ninguna de las causas abiertas o piezas separadas? ¿Vivimos por tanto a ciegas con respecto a cómo se maneja la vida judicial en asuntos de calado en este país? Porque si es así y se constata la sospecha de que la política maneja con sutileza los hilos de la justicia, quedaría poco donde agarrarse y nuestra ceguera sería, más que blanca, oscura, muy negra, de hecho en un análisis global llama la atención que de todo el entramado del Gürtel solo haya entrado en prisión por el PP Bárcenas e, igualmente, con todos los Eres en Andalucía la crudeza judicial se centrara básiucamente en el tal Guerrero, fallecido de infarto el año pasado.

Quizás por todo, por este oscuro presente e incierto futuro y por la sensación general de vivir a ciegas, con el desamparo y la humedad compartiendo colchón y el hurto de estos meses en nuestras vidas, a uno le quede poco más que perderse en libros que ya leyó y que ahora, como este que ilumina este pálido jardín de invierno, se entienden mejor que en su momento porque releer lo bueno ofrece un placer redimensionado e intenso. Los libros siguen siendo el refugio donde se juntan las almas ciegas.

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