Diego Crespo, presidente de la Organización de Productores Pesqueros de Almadraba, OPP51, y gerente de la almadraba Cabo Plaza de Zahara de los Atunes, es un hombre de ideas claras que defiende con vehemencia pero con perseverancia. Crespo ama como pocos el litoral que le vio nacer y como confiesa en esta entrevista, lo último que podía, y puede, imaginarse es que las almadrabas, tras más de mil años allí ubicadas, desaparezcan del frente costero y de las aguas que bañan estas localidades que van desde Conil hasta Tarifa, pasando, por supuesto, por Barbate. Las almadrabas, y su intrincando laberinto de redes, están tan arraigadas al litoral gaditano como sus rojizos atardeceres.
—¿Cuál es la verdadera razón que ha llevado al Iccat a plantear estos recortes en el tope de capturas?
—Creo que hemos llegado a esta situación porque desde hace muchos años no se le ha venido haciendo caso a lo que recomendaban los científicos. Desde hace más de 10 años, los expertos nos decían que el ‘stock’ estaba explotado a su rendimiento máximo sostenible y que no se debía aumentar el esfuerzo pesquero. Pero lo que ocurrió fue que tanto la Comisión como todos los países que componen el Iccat no hicieron caso a estas recomendaciones, sino todo lo contrario, es decir, aumentaron el esfuerzo y la capacidad pesquera. Aumentaron la flota en el número de barcos, además de modernizarlos para que sean cuatro veces más potentes. A parte, con la introducción de las actividades de engorde, también supuso un aumento del esfuerzo pesquero porque facilitaba las operaciones de pesca, es decir, las hizo muchos más operativas y muchos más rápidas. El problema es ese. Nunca se le ha hecho caso a los científicos desde aquellos tiempos. Los científicos recomendaban una cosa y en realidad se aplicaba una cuarta parte de lo que decían. Entramos en un círculo vicioso porque evaluaban de nuevo el ‘stock’, y como no se habían adoptado las medidas que ellos consideraban, entonces la situación era peor, algo que reflejan los científicos en sus informes cuando decían que ‘si no se tomaban medidas de control y de gestión eficaces en el futuro, estas tendrían que ser mucho más drásticas’. Pues claro, hemos llegado a una situación que o se hacía caso a lo que decían o entrábamos en ‘Cites’ (la prohibición del comercio internacional del atún). Es decir, un desastre para la flota pesquera. Menos mal que en 2006 por fin se adoptó un plan de recuperación para el atún rojo, y fue en la reunión de la Iccat que se celebró en Croacia.
—¿Está realmente el atún rojo en peligro de extinción?
—Según señalan los científicos hay un riesgo, pero con estas medidas que se han adoptado, y con la reducción tan increíble del TAC, las vedas, y la elevación de la talla mínima… pienso que el ‘stock’ irá recuperando. Debe recuperarse; ya estamos viendo unos indicios porque como los atunes ‘juveniles’ y los atunes ‘jóvenes’. Esto es fruto de las medidas que se adoptaron en este plan de recuperación. Medidas sobre todo relacionadas en la talla mínima, que se puso en 30 kilos, y en las vedas para las flota de cerco durante el otoño. Pero lo que nos preocupa es que esta flota de cerco, tan sobredimensionada y con esa capacidad extractiva tan enorme, se dedique a capturar esos atunes nada más lleguen a los 30 kilos, con lo cual pueden poner en riesgo el funcionamiento del plan de recuperación.
— ¿Qué parte de culpa tienen las almadrabas y qué parte corresponde a los cerqueros?
—A las almadrabas, culpa ninguna. La sostenibilidad de este sistema de pesca se demuestra por los 3.000 años que tienen de existencia. Además, las almadrabas es un sistema de pesca fijo, totalmente selectivo... ya que captura atunes que son muy longevos, es decir que han cumplido con su ciclo vital. El tamaño medio del atún que coge la almadraba es de 12 o 14 años, es decir son los abuelos y abuelas. Un capitán nuestro decía que los atunes que cogíamos en la almadraba eran ya ‘menopáusicos’. El problema está cuando se capturan juveniles o cuando solamente han hecho una puesta (de huevos). Eso sí influye en el índice de natalidad del atún rojo. La sostenibilidad de la almadraba se demuestra, como te he comentado, en los 3.000 años de existencia que tiene. Además es un arte pasivo, es el atún el que llega a la costa, no se le va persiguiendo como hacen la otra flota (de cerco e industrial), que utiliza alta tecnología (antes incluso, utilizaba avionetas, algo que ya está prohibido). Esta flota es la verdadera responsable. Aquí hay un antes y un después. Antes había una flota que se dedicaba a pescar el atún como era las almadrabas, el palangre, la del cebo vivo… y lo hacía en perfecto equilibrio con el recurso. Pero después irrumpe una flota que es la que provoca esta situación. Además, los científicos en sus informes señalan que esta pesquería de cerco es la que captura el 80% del atún que se come en el Mediterráneo. El resto de la flota artesanal pesca sólo una mínima parte. Además genera cuatro veces más empleo que la flota de cerco, que lleva 12 o 14 tripulantes, mientras que una almadraba emplea a cerca de 100. Una sola almadraba genera más empleo que toda la flota de cerco de España, compuesta por seis buques.
—Es cierto que esa flota industrial es relativamente reciente y que fue subvencionada por la propia Unión Europea con fondos públicos...
—Hay una parte de esta flota de cerco que sí operaba desde hace bastantes años. Lo que sí es cierto es que una parte de la flota se ha creado incentivada y subvencionada con fondos públicos. Por ejemplo, los seis barcos de cerco que hay en España, entre 2000 y 2003, cuadruplicaron su capacidad pesquera. Antes eran buques de 20 metros y pasaron a buques de más de 40 metros. Si tenían 200 caballos de potencia, ahora tienen 3.000 caballos de potencia en los motores. La raíz de problema es ese exceso de flota, subvencionada con fondos públicos europeos. Aquí se estaba explotando el recurso de manera sostenible, se capturaba lo que producía, pero es cuando sucede este aumento de esa flota pesquera, en contraposición a las recomendaciones de los científicos, cuando se empieza a sacar más de lo que produce.
—De ser así, ¿cómo es posible que se subvencione una flota si ya se sabía la situación de esta especie?
—Ahí está el error de las políticas pesqueras que se llevaron a cabo por todos los países. Es como la ‘bubuja inmobiliaria’, pues aquí ha sido la ‘burbuja del atún’. Ahora parece que se ha tomado cartas en el asunto y hay un plan de reducción de flota. Medidas que se adoptaron el año pasado en Marrakech. Es decir, la adecuación de la flota a los recursos.
—¿Se imagina el litoral gaditano sin almadrabas?
—Es lo último que me podía imaginar porque esto no es sólo un sistema de pesca, es también una tradición que está profundamente arraigada en nuestra cultura y nuestra historia. Forma parte de nuestra gastronomía, de nuestro patrimonio arquitectónico... y ahora, por culpa de una parte de pescadores que han irrumpido en este caladero de forma salvaje, nos vemos en esta situación ycreemos que es totalmente injusto, porque nosotros no somos los responsables, somos víctimas. Nos da mucha rabia cuando, una vez más, vemos que se consagra la impunidad de los poderosos y se menoscaban los intereses y derechos elementales de los más débiles.
—¿Cómo se están portando las administraciones públicas ante este problema?
—Hemos mantenido reuniones con la Consejería de Agricultura y Pesca y las acciones que ha iniciado la Administración las aplaudimos porque estamos totalmente de acuerdo con ellas. Por un lado, pedir ayudas a un fondo especial a la Unión Europea para paliar los efectos tan drásticos que va a tener esta flota con la reducción de cuota, y por otro lado, también aplaudimos que se reivindique al Ministerio para que haga un nuevo reparto de la cuota pero a nivel interno, es decir, a nivel nacional. Desde el primer momento calificamos este reparto totalmente injusto porque se premiaba más a la flota que generaban menos empleo y con menos antigüedad, que a las flotas que llevábamos aquí toda la vida y que generan mucho más empleo. Incluso lo denunciamos y tenemos impugnada tanto la Orden Ministerial como la Resolución que regulaba este reparto interno de la cuota. Los procedimientos siguen abiertos en la Audiencia Nacional en contra de esta norma.
—Desde que comenzara su actividad fuera del Consorcio Nacional Almadrabero, ¿cada año ha sido peor o mejor en cuanto capturas?
—Si nos fijamos en las estadísticas, la tendencia de los últimos años ha ido a la baja. Desde el año 2002 estamos diciendo que había que tomar cartas en el asunto para paliar esta situación, según indicaban los informes de los científicos.
—Defienda usted con argumentos la sostenibilidad de este arte de pesca milenaria...
—Sus 3.000 años de historia, que es un arte fijo y pasivo, no persigue al atún, es él el que se tiene que acercar aquí. La capturas que efectúa la almadraba son muy selectivas porque solamente son ejemplares muy longevos que han ejercido su labor reproductora durante muchos años.
—¿Es usted optimista cuando mira al futuro?
—Ahora mismo lo veo bastante oscuro, pero espero que con ayuda, podemos salir de este bache. Creo que un futuro no muy lejano esta especie se recuperará y lo que hace falta es que podamos salir de esta situación durante estos años para poder mantener esta actividad almadrabera.
—¿Cómo están los ánimos entre los trabajadores de la almadraba?
—Mal, porque está en juego el sustento de sus familias y no entienden cómo se ha llegado a esta situación. Hay aquí (en el litoral gaditano y andaluz)muchas familias que han trabajado en las almadrabas desde hace varias generaciones, de padres a hijos… y, claro está, no entienden cómo pueden perder un puesto de trabajo porque las cosas se hayan hecho mal… siendo, como es, un arte que tiene un antigüedad de miles de años.