Los veranos suelen ser propicios a las serpientes de verano. Éste no necesita noticias para distraer al público y rellenar páginas. Hay serpientes inaguantables, de las que matan y dan tanto miedo que han cambiado la vida de las personas y de los pueblos. La pandemia del COVID-19 ha sido una serpiente venenosa que va camino del segundo año afectando a las costumbres de la mayor parte de los países del mundo.
Otra serpiente verdadera quiere colarse en los bolsillos de todas las familias. La subida de la electricidad para es una serpiente de traición trapera. Las grandes empresas siguen logrando el rocambolesco negocio de acogerse al precio más caro del conjunto de las fuentes energéticas de las que se nutren y así siempre ganan el máximo de lo que se puede ganar. El personal contempla estupefacto que el gobierno pone tiritas de primeros auxilios cuando lo necesario son medidas radicales que metan an cintura a empresas muy permeables históricamente a la entrada -por las puertas giratorias- de antiguos responsables de la fijación de los precios eléctricos. Ese despropósito es imperdonable. Las decisiones a tomar deben superar las tímidas de la considerable bajada del IVA -del 21 al 10%-, porque no se demuestran suficientes para contener ni el precio que pagan los consumidores ni la voracidad insaciable de las eléctricas. En la anterior crisis fueron los bancos los que se hartaron de quedarse con las viviendas de las familias, ahora son las eléctricas las que se quieren quedar con el bienestar de los ciudadanos -el frio, el calor y el funcionamiento de los electrodomésticos-. Las otras energéticas hacen lo propio con el precio de las gasolinas y gasóleos.
La otra serpiente viva de este agosto es deportiva. Los juegos olímpicos han dejado en tablas los resultados en el medallero pero el ministro de Cultura y Deporte -Miquel Iceta- seguro que irá encantado a Italia, país que admira como todo buen catalán que se precie, a ver qué fenómeno ha producido el espectacular resultado italiano. Italia con 60 millones de habitantes y España con 46 no han tenido resultados equilibrados. Italia ha conseguido 40 y España 17. Así no sólo no estará España en el G-8 deportivo, sino ni siquiera en G-20. Hay que cambiar de modelo deportivo y aprovechar para hacer un nuevo plan que signifique un salto adelante para Paris- 2024. Se echa en falta la potencia de un Programa ADO (Asociacion de Deportes Olímpicos) como el logrado en 1988, que becaba y premiaba a los deportistas nacionales y ayudaba a su formación. Las universidades son fundamentales. Dio frutos excelentes, con 22 medallas en Barcelona-92, con 13 de Oro, 7 de Plata y 2 de bronce. Con el paso del tiempo las empresas españolas están dejando ya al Consejo Superior de Deportes casi solo ante el peligro.
La serpiente de verano es la salida de Messi. Se fue Cristiano, ahora Messi. Se quedan Tebas, Rubiales, Florentino y Laporta para animar la fiesta.