Jesús expira en la cruz mientras el viento mece su vela. El Cristo de la Vera Cruz presidió la primera de las dos procesiones del Jueves Santo con su salida desde la iglesia de San Juan de Dios, haciendo recobrar a los arcenses una imagen tristemente borrada de la Semana Santa en 2020 debido a la pandemia. Desde entonces, la hermandad venía anhelando una salida como la vivida, con mucho público gracias en gran medida a la espléndida tarde primaveral, pero sobre todo con mucho que mostrar. El tríptico del Jueves enseñó, además, las imágenes de San Juan Evangelista y Nuestra Señora de las Angustias en sus respectivos pasos, cargados en este caso por mujeres que ya poseen gran experiencia, así como una hilera de hermanos de fila con sus colores tradicionales, el blanco y verde que simbolizan la paz y la esperanza.
La procesión mostró acompañado por cuatro hermanos de luz el ‘lignum crucis’ entre el cuerpo de acólitos y la presidencia. Se trata de una reliquia del cristianismo relativa al madero donde supuestamente murió Cristo tras ser crucificado. Esta fue, tal vez, la principal novedad de un recorrido que encontró posiblemente más público que en otras ocasiones a su paso por el barrio de Las Aguas como una certera prueba de las ganas de los arcenses por reencontrarse y seguir su Semana Santa.
La hermandad lució también su bien formado grupo de armaos dirigidos por Fernando Iglesias, que proporcionó la parte más espectacular de este desfile caracterizado por su sobriedad y sentido ante la muerte del Señor. La parte musical contó con la participación de la banda de música San Juan Evangelista de Las Cabezas.
