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Martes 19/11/2024
 

Arcos

Arcos publica un libro sobre uno de sus personajes más queridos

La obra de Pedro Sevilla ‘Manolo Cantarrana: Dios está arriba’ es un retrato humano del gran cantaor de Los Panderetos, una vida de “luces y sombras"

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Manolo Cantarrana y el alcalde de Arcos.

El saetero Antonio Soto durante el acto.

La presidencia del acto.

La actuación de 'El Gamba'.

Escribe el poeta Pedro Sevilla que “Dios está arriba es una expresión popular que denota esperanza, confianza en un orden y una justicia que bajan desde lo alto para resarcirnos de las penalidades que inevitablemente trae la vida”. Y si Dios está arriba, seguro que habrá visto con buenos ojos la publicación de esta biografía dedicada a un hombre más de su pueblo que la propia peña de Arcos: Manuel García Barba ‘Manolo Cantarrana’. Sí, la voz de Los Panderetos, pero también el ditero, el aficionado a los toros, el albañil, el padre de familia…

‘Manolo Cantarrana: Dios está arriba’, no obstante, no es un libro para engrandecer o ensalzar el perfil artístico del cantaor flamenco, sino el resultado de un encargo en el que Pedro Sevilla ha reflejado la condición humana de uno de los personajes clave de la cultura arcense desde los años sesenta del siglo pasado. El autor se prestó así a escribir este libro editado finalmente por el Departamento de Publicaciones de la Diputación de Cádiz y la Delegación de Cultura del Ayuntamiento, recurriendo a la fórmula colaborativa que tan buen resultado dio recientemente con el bello libro dedicado al pintor Alfonso Guerra Calle. En este caso, igualmente, es preciso destacar la enorme aportación del fotógrafo Juan Mariscal en el retoque que ha imprimido a esas imágenes en blanco y negro, color o sepia, que delatan que estamos ante un personaje de otra época.

El libro fue presentado en un hermoso acto que a la postre se hizo corto -cosa buena- al fluctuar entre lo ameno, lo explicativo y emotivo. Las primeras palabras pronunciadas en el abarrotado teatro Olivares Veas fueron de la delegada de Cultura, María Macías, para justificar de algún modo la aparición de la obra, con comentarios de puro sentimentalismo hacia una voz presente en las familias arcenses, especialmente en la época navideña en que todavía se cuela en los hogares a modo de villancicos, esos que con tanta gracia y tino interpretaba Manolo Cantarrana junto a Los Panderetos. Palabras refrendadas por el diputado Jaime Armario para explicar la dicha que supone  para Diputación permanecer ojo avizor a los acontecimientos culturales de nuestros pueblos y ciudades.

Manolo Cantarrana también nos dejó su particular manera de interpretar la saeta, que nos ha acompañado en las semanas santas de toda la vida cantando a nuestros cristos y dolorosas. Pero no, Manolo ya no está para dar el cante: Tiene 81 años de edad y una pena muy grande, la de no haber compartido este nuevo, y posiblemente definitivo homenaje, con la que fue su compañera de viaje durante casi sesenta años: su esposa. Por eso no lo vimos ni escuchamos cantar, pero sí llorar su pena y expresar con sus ojos chicos todo el agradecimiento que se puede expresar sin articular palabra, cumpliendo eso de que un gesto lo puede decir todo. Para cantar estaba un buen amigo y otro compañero de batallitas artísticas, el también buen saetero Antonio Soto, que interpretaría en el acto la que en los años ochenta compuso el ahora dramaturgo Salvador Pérez Salas evocando el recuerdo de su legendario padre también saetero, con aquellos cantes lanzados a nuestras procesiones desde la plaza de Las Aguas. En pleno Viernes de Dolores no podía ser más acertado.

Sería el propio autor del libro quien resumiría la obra y su espíritu, retratando nítidamente a una persona a la que inevitablemente le unen los lazos propios de la vecindad –ambos viven en el casco antiguo- y de sus pasiones artísticas. A esta retahíla de lágrimas a la que Pedro Sevilla abocó de algún modo al público, se sumó un también emocionado alcalde, pero contento de que la obra haya podido ver la luz. Isidoro Gambín desveló que el libro comenzó a cocerse hace dos años cuando fueron a verle al “despacho de todos los arcenses”, y que, ahora, la publicación es igualmente un hecho de justicia, aunque en este caso sea terrenal. Pero quizás lo más importante que dijo Isidoro Gambín fue que Manolo Cantarrana ha sido y es “un hombre que nos ha alegrado la vida”. Cuánta razón. Y para demostrarlo, el flamenco Germán Durán ‘El Gamba’ interpretaría para el público  el ‘María Cariá’ que llevaría a la popularidad Manolo Cantarrana junto a sus Panderetos. Del legendario grupo no quedan más que él mismo y Paco Cañas, presente en el acto junto a otros nombres de la saeta arcense como Meinato o Nono, y en presencia de amantes de la cultura, familiares, compañeros, amigos todos.

El libro, como anunciara el propio alcalde, ya forma parte del pack de regalos del protocolo de la institución municipal, donde solo figuran obras ‘muy arcenses’, y ésta no lo puede ser más.

‘Manolo Cantarrana: Dios está arriba’ es toda una vida de arte, anécdotas, alegrías, fracasos y éxitos, y de sufrimientos, esos por los que casi todos pasamos de vez en cuando o a menudo. Y si Dios está arriba querrá que el recuerdo de este buen hombre permanezca unido al de su ciudad. 

 

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