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Arcos

“Viendo mi pintura es fácil ver la hermandad con la poesía”

Con Kim Soler hemos hablado a raíz de su exposición en "San Miguel", donde comparte pared con sus alumnos y con personas con síndrome de Down.

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  • Kim Soler y sus lienzos. -

Grande, mediterráneo, buen conversador, amante de la buena mesa, hijo de catalán y andaluza, el pintor Kim Soler nació en la cuna del surrealismo, en el santuario de Salvador Dalí, y ha elegido Arcos para vivir, que es lo mismo que decir que ha elegido Arcos para desarrollar su arte, para interpretar y reinterpretar la luz y hacerla poesía, como muy bien destaca Antoni Lledó en la semblanza que de él hace para Interrnet.
 

—Días atrás hemos podido disfrutar de su pintura en la sala de exposiciones "San Miguel", en una exposición "atípica", puesto que ha compartido espacio con cuadros de los alumnos de su taller y de personas afectadas por el síndrome de Down. ¿Cómo ha sido la experiencia? Hemos oído de su boca que lo que usted les haya podido enseñar es muy poca cosa en comparación con lo que usted ha aprendido de ellos. ¿Es realmente así?
—Todo empezó en Abril del pasado año cuando después de 6000 kilómetros, de exponer en Córdoba en el colegio de abogados con la Salle  dando una amplia colaboración económica para Prohyde y sin pausa en Olivenza, en el castillo museo por la inauguración de la temporada taurina, la pesadez de tanta exposición y kilómetros, me propuse ampliar mi vida dejando apartada esta faceta, o sea, bajar del pedestal en que vivimos y dedicarme a enseñar lo acumulado en mis cuarenta años de actividad. Pero oh!!!!  Sorpresa.  Tuve que reciclar un montón de técnicas olvidadas a la vez que los que vinieron a mi taller sin darse cuenta me daban nuevas maneras de mirar la pintura, cada con su estilo, cada uno con su personalidad, así que fueron ellos los que provocaron una reacción en mi, más soltura, menos monotonía, mas alegría en mi, por eso gracias a ellos estoy mucho más humano y sobre todo mucho más humilde y a pie de calle.


—Sabemos que no es la primera vez que usted pone su pintura al servicio de causas nobles. En este caso ha sido el síndrome de Down, pero en otras ocasiones han sido los afectados por el sida y otros colectivos. ¿Cree usted que la pintura, el arte en general, puede y debe involucrarse en estos gestos de solidaridad y compromiso?
—Bueno eso depende de cada uno ,para mí siempre ha estado presente colaborar ,y lo he hecho con mucha alegría y entrega ,pero ahora que me siento más a pie de calle y tengo 62 años, la visión de la vida ,mucho más pausada y sin el afán de la competición de nuestro oficio por ser el mejor, significa un confort personal ,una tranquilidad en el buen hacer. Es algo interno que no tiene precio, creo que me hace ser mejor y eso es lo que vale. A partir de ahí cada uno es libre de colaborar o no. Comprometerse y ser solidario es algo personal, no es obligado. Por lo tanto allá cada cual con su conciencia.


—En su primera exposición en Arcos, quisimos ver una cierta influencia de Salvador Dalí, de los silencios astrales de Dalí. En esta ocasión, junto a bodegones de laboriosa confección, en los que consigue meter el tiempo, la añoranza del tiempo, vemos grandes cuadros lleno de ensoñaciones, de onirismo, colores que giran sobre sí mismos o en torno a mujeres ensimismadas en su propia belleza. ¿Cómo definiría usted su pintura? ¿En qué escuela o corriente se siente integrado?
—Mis 33 años viviendo en el Ampurdán  cuna del Surrealismo en algo se tiene que reflejar.  Se lleva dentro aunque la poesía siempre está presente en mi obra, es una manera de personalizarla y darle su personalidad. Eso no se provoca; eso es innato, se lleva o no se lleva.  Mi pintura después de beber de todo tipo de fuentes, no hay una fuente concreta: me encantaba la maestría de Modest Cuixart, la templanza de Rodolfo Candelaria, el arrojo de Viola,  vamos, de grandes maestros de la pintura contemporánea que tuve la gran suerte de convivir durante varias décadas con ellos y por tanto no me considero de una escuela en concreto sino de todas un poco.


—En su semblanza en Internet, escrita por Antoni Lledó, que por cierto aparece en castellano, catalán e inglés, tres grandes idiomas, se dice que es usted un poeta de los pinceles. Esta afirmación nos es grata porque hemos visto siempre clara esa hermandad entre los poetas y los pintores, porque unos con las palabras y otros con óleo salvan el tiempo, lo justifican y lo enmarcan. ¿Se siente usted poeta? ¿Le parece clara esa hermandad de que hablamos?
—Viendo mi pintura es fácil ver la hermandad entre mi pintura y la poesía, lamentablemente  no se expresarlo con letras pero creo que si con mi pincel.


—Sigamos con los paralelismos: Si la patria de un poeta es su idioma, la de un pintor es la luz. ¿Qué diferencia a la luz catalana, mediterránea, de esta luz andaluza en la que usted vive y pinta ahora?
—Cuando vivía en Girona pintaba mucho más oscuro, más Renacentista, jugando más con el claro oscuro. Mi trabajo era mucho más pesado debido a esa luz ,aquí la luz me sale a borbotones llenos de destellos de luz, evidentemente me ha cambiado la manera de ver la Luz.  Cadiz es Luz y como tal me afecta, me llena, y mi paleta se está llenando de nuevos colores, espero que sea para bien.


—A los que teníamos uso de razón en vida de Franco, e incluso después, nos metieron en la cabeza que los catalanes hablaban en catalán por joder. Usted es catalán y, por tanto y, como poco, bilingüe. ¿Ha tenido que reírse muchas veces, por no llorar, oyendo las burradas que a veces se dicen sobre la lengua catalana y su utilización?
—Uf que pregunta más  comprometida. Si!! hablo y pienso en Catalán porque es la lengua que se hablaba en mi casa , el Castellano porque es la lengua que aprendí en la escuela ,pero a la vez hablo Alemán y Francés, lo que ha dado a mi personalidad un carisma mas internacional. Además, si uno habla Catalán puede leer  a Josep Pla o escuchar y entender a LLuís Llach o Serrat, esto no es más que culturalizarse cada día un poquito más que no es malo ,cuanta gente escucha música en Inglés y no tiene ni idea de lo que está oyendo.


—También con lo del Estatut habrá tenido que taparse los oídos más de una vez. ¿No le parece que muchas discordias que hoy están tan en candelero se crean por desconocimiento más que por maldad?
—Para estos temas  no hay como vivir un tiempo en Cataluña , conozco cantidad de gente que viven y son mas catalanes que yo mismo , hay andaluces , gallegos , extremeños  etc… llevan viviendo treinta o cuarenta años en Cataluña , y hay muchas partes del estatuto que están de acuerdo y otras que no , entonces estos temas se entienden mejor desde el lugar donde ocurren , es como hoy se habla de los eres ….no puedes decir que todo aquí es así …. Hay que intentar ser más justos con todo.


—Volviendo a la pintura. ¿Cómo ve el panorama pictórico arcense?
—Hay algo que me sorprende y es la cantidad de gente que pinta en Arcos. Hay una afición bárbara pero casi nadie se profesionaliza, hay que tener más fe en lo que uno hace, perder el miedo a enseñarlo o exponerlo fuera de aquí, es donde uno puede medir la calidad de su trabajo cuando no hay conocidos que te alaben sino público al que no conoces, entonces la crítica no está influenciada por amigos o familia, vamos hay que saltar al ruedo y lidiar lo mejor posible. Mi consejo es que salgan de aquí y se expongan a una crítica externa, eso ayuda y clarifica.


—Cuando lo llamamos por teléfono para proponerle esta entrevista nos dijo usted que estaba preparando un gazpacho para el almuerzo. ¿Tan integrado está, tan andaluzado, para meterle mano a un plato tan típicamente andaluz. 
—Mi madre era de Pinospuente, un pueblo de Granada ,vamos que llevo sangre Andaluza por mis venas , por eso muchas veces digo que soy "Cataluz"  cuando me preguntan por mi acento o deje. Aparte que me gusta bastante cocinar, quién no quiere un buen Gazpacho con estas calores…

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