Arcos cumplió sus expectativas y, finalmente, el Belén Viviente se convirtió en un belén valiente porque superó las adversidades de una tarde intempestiva que logró reunir en el recinto monumental a miles de personas aún por cuantificar oficialmente, pero todo apunta a que se haya repetido la cifra de años anteriores, con 20.000 almas presenciando la recreación. En los momentos previos a la apertura del Belén, a las cinco y media la tarde, no cabía alfiler en la calle Corredera, que recordó a los mejores días de Semana Santa por el ambiente. Personas llegadas desde diversos puntos de la provincia y de Andalucía por la buena promoción que viene disfrutando el Belén desde que fue declarado de Interés Turístico de Andalucía. La tarjeta de presentación fue una calle Cuesta de Belén que, como su propio nombre indica, cumplió su misión de abrir las puertas del Judea imaginario en que se convierte el Arcos antiguo. Las medidas de vigilancia se hicieron evidentes con decenas de policías, guardias civiles y miembros de Protección Civil velando por la seguridad de la avalancha. A partir de ahí, la calle Nueva ofreció las primeras escenas con El Espartero, La Carpintería y la Cestería del Olivo, con unos figurantes bien experimentados, entre ellos el carpintero Miguel Salas que pronunciara el pregón del Belén de este año.
La plaza del Cabildo, majestuosa, se convirtió en un enorme campo de labranza, de tareas agrícolas, artesanales y ganaderas, con La Casa de Campo, la Fiesta Hebrea, La Cetrería, el Pueblo Hebreo, la Anunciación de Pastores y otras escenas que dejaron boquiabierto al público por su belleza y realismo. Desde ahí, la calle Escribanos, con su característica panadería donde también se elaboran ricos dulces navideños, dio paso a una plaza Boticas donde la hermandad de San Antonio se volvió a encargar de las escenas de Buscando Posada, del rebaño de ovejas y La Visitación, entre otras. El circular recorrido por el Belén encontró en el barrio de San Pedro otras escenas señeras como las del Artesano de Palma, la Boda Hebrea, Las Especias, el Patio Romano y, por supuesto, el Nacimiento, con un niño de nombre Nicolás de tan solo dos meses que haría las veces de Niño Jesús, con sus padres biológicos, José Carlos Garrido Peña y Ana Camacho Ramos en plan San José y Virgen María. Las escenas finales se situaron en el recorrido de vuelta, con Las Costureras, El Empadronamiento en las instalaciones del Casino cultural Círculo de la Unión, La Fragua, La Cena de Pobres y el Palacete Real. Así hasta 32 bellísimas estampas que procuraron ofrecer un reflejo fiel de la época y del ambiente en que Jesús vino al mundo. A falta de un balance oficial, todo apunta a un nuevo éxito del Belén, el acontecimiento por antonomasia de la Navidad arcense que este año ha cumplido su trigésimo cuarta edición con muy buena salud y mejor proyección.
