El treinta de octubre ha sido el aniversario de
Miguel Hernández, hace quince días que hubiera cumplido ciento doce años, el poeta que me deslumbró en la adolescencia con su “
Niño yuntero”. Era un hombre del pueblo, un poeta social, pero sobre todo, un hombre, que como tal amó, deseo, se enamoró y lo cantó en sus poemas.
Tengo la edad justa para apreciar al poeta que como hombre se enamora, ama y desea a las mujeres. Abro los poemas que escribió a los veinticuatro años, de su libro "
El rayo que no cesa", ese que su mujer dice que no va dirigido a ella sino a una mujer mala. Mala para ella, Miguel interrumpe su noviazgo por un tiempo, se trata de la genial Maruja Mallo. Mujer en plenitud a los treinta y dos años, física y artística, atraída por la masculinidad de Miguel. Miguel lleva trajes anchos y alpargatas (le hacen daño en los pies los zapatos), alguna vez va vestido de soldado, no es un figurín como algún otro del 27, pero atrae a las mujeres del movimiento, no sólo a Maruja, también a María Zambrano y otras.
Maruja acaba de salir de una relación con Alberti y no quiere sufrir, quiere disfrutar del sexo y de la vida. Miguel desea y se siente deseado pero espera algo más de esta relación. A mí me dejan seducida sus versos. Valoro además cómo se influyen artísticamente ambos en sus obras de la época.
A la que Josefina no rechaza porque es incapaz de reconocerla es al amor platónico de Miguel, María Cegarra, científica y poeta. Se conocen pronto, en Orihuela, en el homenaje a Gabriel Miró de 1932. Luego vuelven a verse en Cartagena dónde es invitado para presentar "Perito en Lunas" y a partir de entonces empieza la amistad epistolar, dónde siempre expresará su ansia de verla. Irá varias veces a su pueblo, La Unión, tendrá que resignarse a la imposibilidad de su amor y por último, le enviará un soneto del libro "El rayo que no cesa" con una carta: "Para mi queridísima María Cegarra con todo el fervor de su Miguel Hernández ". Ella también le escribe poemas, uno se lo dedica explícitamente: "Presencia de Miguel": "Nadie /-ni antes ni después de ti-/ Supo, sabe /pronunciar mi nombre/…".
Con la tercera mujer destacada de su vida, se casará. Y será a ella, a la joven, hermosa, sencilla, Josefina Manresa a la que construirá un universo tierno de esposo enamorado, convirtiéndose para siempre en el marido soñado.