Vida de galgo

Publicado: 30/11/2022
Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente y verso suelto

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

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No me parece que se pueda hacer otra cosa para impedir estos crímenes que prohibir la caza con galgos.
Esta mañana una amiga ha puesto en Facebook una foto de su perro junto al radiador. Tiene una imagen lustrosa y satisfecha. Qué distinta de la que nos ofrecen de los galgos después de la temporada de caza de la liebre: colgados, muertos de hambre, tirados a pozos… El mismo día que termina es el día de los galgos, crueles ironías.

El diecisiete de noviembre aparecía una noticia de que en Mérida iban a ser juzgados una veterinaria y once propietarios de perros por maltrato animal, por eliminar a treinta y nueve perros, la mayoría galgos. Les privaban de la vida en connivencia, los dueños le decían que ya no les servían para la caza y ella respondía que se los trajeran que le ponía una inyección y les daba de baja. Lo terrible es que esta forma de actuar es la más humana que he encontrado respecto a los galgos y otros perros de caza que por distintos motivos dejan de ser eficaces para la cacería. En España se deshacen todos los años de cincuenta mil, los que tienen más suerte abandonados con el cuello rajado para quitarles el chip.

Todo esto porque tenemos el “honor” de ser el único país de Europa que permite la caza con galgos.

Las protectoras intentan hacer lo que pueden, pero como no cuentan con ayudas, son del todo insuficientes. Estos perros sufren varios descartes en sus vidas, el primero es de un veinte por ciento de los que nacen que no se consideran dotados, después cuando por diversos motivos no son adecuados para la caza o son viejos para ella. Esto sucede más o menos a los cinco años cuando la vida media de este animal es de diez a quince años.

Son sociables, cariñosos, apacibles, inteligentes,pero a la mayoría los vemos reflejados en el cuadro de Goya: Perro semihundido. Abandonados a su destino, atrapados, indefensos, atemorizados. Se ve que el pintor es empático con este ser sintiente, como ha sido declarado desde principio del año. Yo veo reflejada en esta pintura la suerte del galgo en este país.

Si hasta hay adultos que les enseñan a sus hijos a deshacerse de ellos, educándolos en la barbarie y la salvajada, no me parece que se pueda hacer otra cosa para impedir estos crímenes que prohibir la caza con galgos.

 

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