Mañana, como es habitual, muchos de los puestos de pescados y mariscos no tendrán actividad, pero el martes volverán a ofrecer su género. “No hay desabastecimiento”, remarca Ismael Sánchez, gerente de la frutería Los Corrales y vocal del Mercado Virgen del Rosario. “No va a haber problemas ni con la fruta, ni con la verdura o la carne”, insiste, salvo la falta puntual de algún producto. “En lugar de los siete tipos de tomates que vendo, tengo dos, pero hay tomates”, aclara.
Sánchez, que comprende las razones de las movilizaciones de la plataforma de transportistas que cumple ya una semana de huelga, objeta que los comerciantes de los mercados “somos autónomos y, por lo tanto, tenemos que trabajar sí o sí”. Por los clientes y por sus familias. “Lo hemos hecho en peores circunstancias”. Se refiere a la pandemia pero también cuando a uno le duele una pierna. “No podemos dejar a la gente sin alimentos”, remacha.
Sostiene que no ha tenido problemas para surtirse de madrugada en la lonja. Incluso ahora vienen los hortelanos porque nadie quiere que sus cultivos se pudran o se surten en otros municipios.
Los distribuidores de refrescos y bebidas alcohólicas sí han tenido problemas; los que reparten pan y bollería, también. Esta mercancía llega con retraso y de manera escasa al pequeño comercio y la hostelería, que, no obstante, mantienen la actividad con relativa normalidad, pero con incertidumbre.
Algunos pequeños repartidores, trabajadores por cuenta propia, saldrán durante esta jornada con carteles reivindicando que son servicios de primera necesidad, ante el temor de ser el nuevo objetivo de los piquetes, teniendo en cuenta, además, que algunas grandes empresas están buscando furgonetas para repartir ante la imposibilidad de mover vehículos de un mayor tamaño.