Calor en la Noche reabrió el lunes su comedor tras dos años sin poder hacerlo debido al Covid. Allí vuelven a hacer cola unos 80 usuarios diariamente para tomar el desayuno y, ahora sí, sentados y compartiendo ese rato con otras personas.
La felicidad se notaba ya en la puerta, donde algunos esperaban alegres su turno mientras hablaban de la victoria del Cádiz. Y es que, como dice Joseba, “el pobre siempre se acaba comiendo al rico”, así describe lo sucedido en el Camp Nou.
Dentro, los voluntarios y los trabajadores sociales, Rocío y José María, no paran para que todo vaya bien. “Estamos muy contentos”, afirmó Rocío. Y es que lo más importante es “que tengan un lugar de encuentro, de charla, de calor... el desayuno está bien, pero hay otras cosas”.
Los dos años sin poder abrir supuso que los usuarios llevaran “dos años comiendo sin una silla y una mesa”. José María explicó que “ha ido volviendo todo a la normalidad y ellos han sido los últimos”.
Todo esto es posible también a los voluntarios, que respondieron al llamamiento para cubrir los grupos: “Siempre nos responden. La gente en Cádiz está deseando ayudar”, sentenció Rocío.
Ahora se une una voluntaria muy especial, María del Carmen Román, que fue usuaria y ahora, ya fuera de la calle, arrimará el hombro. Y es que ella sabe que “la calle es muy dura. Yo tenía claro que quería salir y ahora lo primero que pago es el alquiler”.
Otro usuario comentó que él no se rendirá hasta conseguir un trabajo y salir de la calle. Mientras, paga internet a su hijo para que estudie y “cambie su realidad”.
