Antonio Jesús Pérez Piru presenta su nueva comparsa junto a Sergio Guillén Tomate. Tras dos grandes concursos, se espera mucho de este joven grupo.
Hemos descubierto que el grupo tiene más recursos de los que creíamos y que tanto Tomate como yo tenemos nostalgia de un carnaval muy parecido¿Ha sido larga la espera?
–La noto ahora porque Los okupas de la Luna fueron un pequeño paréntesis para quitarnos un poco el mono y me ayudaron a que esa espera no fuese tan larga, pero ahora me doy cuenta de que hay cosas incomparables y de lo que he echado esto de menos.
¿Cuántas ideas se te han ocurrido durante este tiempo?
–La idea es la misma que teníamos desde antes del confinamiento, pero ya tengo la idea del año que viene.
¿Febrero o mayo? ¿Qué diferencia hay para prepararse?
–Febrero por tradición, porque es nuestra fiesta y porque es carnaval, si no es por eso no noto cambio. Quizás los disfraces dan más calor en mayo que en febrero (risas).
Has escrito para la calle y para el COAC, ¿qué diferencia hay?
–Es lo mismo, quería sacar una comparsa que en el Falla hubiese gustado. Es verdad que tenía más libertad o pensaba yo que la tenía a la hora de escribir, pero realmente era porque en La Ciudad de Dios tenía una losa muy grande y mucha presión. Pero este año he escrito la comparsa con la misma libertad que Los okupas de la Luna, así que no, no hay diferencia.
¿Qué esperas del COAC 2022?
–Del concurso espero nada y todo. Cuando uno saca una agrupación, hace como el Doctor Strange y se imagina todos los posibles futuros como que tu comparsa guste, que no guste, que el día del Falla sea genial o sea malísimo, que ganes, que pierdas... En cuanto a las demás agrupaciones estoy reeducándome en intentar no esperar nada para que me vuelvan a gustar porque cuando uno se vuelve aficionado de un autor tiene tantas ganas de que te guste que al final termina por no cumplir tus expectativas.
Tras dos semifinales consecutivas, ¿notas presión a la hora de escribir?
–Con los cuplés me he comido más el coco que con Los okupas, pero este año no tengo esa presión. La Ciudad de Dios fue un año muy complicado porque no quería defraudar. Quería demostrar que éramos válidos, que no fue una anécdota lo del año anterior, sino una comparsa que no tenía sólo el tipo o la carita de los niños, sino que había comparsa para más años. Voy más tranquilo y con otras inquietudes, pero cada año es un mundo.
Este año has podido estar en todos los ensayos y también eres componente ¿Qué ha sido diferente? ¿Cómo se lleva mejor, de autor o de componente?
–Como componente poco tiempo, tengo dos trabajos y muchas obligaciones. Me gusta disfrutar mucho de mi tiempo y mis hobbies. Lo más duro ha sido eso, no poder estar más tiempo con mi novia, no poder jugar a la consola el tiempo que me gustaría... Es cierto que me he involucrado más en la afinación, en las ideas y como componente se está más metido. Si no repito como componente iré a todos los ensayos posibles, no tantos como siendo componente ni tan pocos como cuando sólo iba de autor. La virtud está en el término medio.
¿Qué nos puedes adelantar de la agrupación para este COAC?
–Hemos descubierto que el grupo tiene más recursos de los que creíamos y que tanto Tomate como yo tenemos nostalgia de un carnaval muy parecido. Creo que eso lo veremos reflejado en esta comparsa. No sé hasta qué punto adelantar sin spoiler, creo que es una comparsa muy Cádiz. Creo que el concurso necesita gaditanismo y hay que evolucionar, aunque nuestra comparsa nunca va a ser antigua, siempre será moderna, pero respetando las raíces y mamando mucho de ahí porque al final es como se hacen las cosas bien.
¿Algo a mejorar para 2023?
–Creo que no hay que analizar mucho el 2022, un carnaval anecdótico. Ya veremos.
