En las últimas semanas, se da como característica común que los ingresados en las unidades de cuidados intensivos (UCI) lo hagan por otras causas diferentes a la neumonía pero que en el examen médico que se realiza antes de ocupar la plaza resulten positivos por SARS-CoV-2, según concluía la Sociedad Andaluza de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias (Samiuc) en su último informe.
Y, si bien el documento advierte de que la mortalidad en UCI de los infectados por coronavirus se sitúa en un 33,7% a pesar de los avances e incorporación de nuevos tratamientos e incluso aumenta con respecto a pacientes que precisan ser intubados y conectados a ventilación mecánica, la situación está estabilizada.
“No tenemos datos de la evolución de la pandemia de manera detallada, más allá de las cifras de la incidencia del Covid en mayores de 60 años, colectivos vulnerables e ingresos hospitalarios, de modo que hemos perdido cierta perspectiva”, apunta, por su parte, Rafael Martínez, médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, presidente de la Asociación Andaluza de Medicina Preventiva y Salud Pública. No obstante, “la sensación que tenemos es que nos hallamos en un escenario de endemia”, tras la efectiva campaña de vacunación.
Pilar Terceño, presidenta de la Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria, confirma que, efectivamente, la mayoría de los casos que abordan en consulta son leves. “Desde el ámbito sanitario, la pandemia está controlada”, asegura, aunque coincide con su colega en que no hay que bajar la guardia. “Al Covid no le afecta el frío o el calor, es un virus social, los contagios se disparan si relajamos las medidas, lo que hay que mantener la precaución, hacer un uso responsable de la mascarilla y mantener la higiene de las manos”, recomienda Martínez, quien advierte de que la preocupación está ahora en la sobreinfección por coronavirus y gripe.
Al respecto, ambos profesionales sanitarios advierten de una inusual incidencia de la gripe A durante el mes de mayo, fuera de la temporada habitual, provocada, muy posiblemente, por un incremento de la sensibilización al patógeno que lo provoca por la utilización del cubrebocas durante tan prolongado espacio de tiempo.
No es la única rareza a la que se enfrentan en las últimas semanas. Terceño señala el aumento de los casos de sarna, que solo en Sevilla se han multiplicado por quince desde el confinamiento, o la plaga de pulgas que se cebó con los asistentes del festival Interestelar, también en la capital hispalense.
Martínez muestra su inquietud por la viruela del mono. El Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha confirmado ya tres casos en la comunidad, dos en Cádiz y uno en Sevilla, y mantiene otros 18 en investigación, catorce de ellos en Málaga. “Es una enfermedad zoonótica que, como con otros virus reemergentes, debería preocuparnos”, alerta. “El cambio climático y la movilidad han provocado su contagio con más facilidad -agrega-, como ha sucedido con otros virus menos frecuentes en estas latitudes como el ébola o la Fiebre Hemorrágica de Crimea-Congo”.
Lo importante, finaliza, “es que funcionen los sistemas de atención epidemiológicos y, en Andalucía hemos demostrado que tenemos un sistema muy maduro en ese sentido”. De hecho, el Gobierno de Juanma Moreno ha informó a finales de abril a los municipios con riesgo por el virus del Nilo, en Cádiz y Sevilla fundamentalmente, de que llevaran a cabo labores de limpieza y fumigación para mantener a raya a los mosquitos, transmisores de la enfermedad.
La presidenta de la Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria recomienda, además, tomar precauciones, como emplear telas mosquiteras en ventanas y puertas de la casa; usar manga larga, pantalón largo o calcetines, especialmente al caer la tarde; utilizar repelentes de uso doméstico para el cuerpo; utilizar aerosoles de uso doméstico y en espacios ventilados; evitar permanecer al aire libre al atardecer y al amanecer; apagar la luz cuando no sea necesario; y alejarnos de espacios con agua estancada sin tratar.
