Zollitsch fue convocado por el Papa Ratzinger para conocer de primera mano esos casos, ocurridos en las décadas de los años 70, 80 y 90 y que pudieron afectar a unos 350 menores.
El presidente de la Conferencia Episcopal Alemana se reunió también con la Congregación para la Doctrina de la Fe, la cual, según dijo, está estudiando nuevas normas para aplicar en todo el mundo para afrontar los escándalos de los curas pederastas.
La reunión con el Papa duró tres cuartos de hora y Benedicto XVI escuchó “con gran consternación, atención y profunda conmoción” los casos de abusos pedagógicos y abusos sexuales contra menores que le relató, según contó tras el coloquio.
El Pontífice –dijo el arzobispo de Friburgo– se mostró “favorable” a las medidas puestas en marcha por la Iglesia alemana para afrontar esos casos y “reconoció” la capacidad de ésta para gestionarlos “sin necesidad” de ayuda de la Santa Sede.
Entre esas medidas se encuentran el nombramiento del obispo de Treviri, Stephen Ackmann, como responsable para la gestión de esos casos, garantizar “al máximo” la colaboración con las autoridades civiles y prestar asistencia humana, psicológica y pastoral a las víctimas y a sus familiares.
También han pedido a todas las diócesis alemanas que investiguen todos los casos ya conocidos o los que puedan salir a flote, aunque sean de tiempos lejanos, y a las parroquias que adopten una “cultura de la vigilancia”.
La Iglesia alemana ha distribuido cuestionarios sobre estos casos, aunque –señaló Zollitsch– todavía no tiene datos definitivos.
El arzobispo dijo que cuando existe una sospecha de abusos se pone en marcha el procedimiento penal por parte del Estado y el interno de la Iglesia, que no están subordinados uno al otro.
Reiteró la colaboración con las autoridades civiles, a la que –dijo– informan de todos los casos sospechosos, a no ser que la víctima pida que no lo difundan o que la seguridad de ésta pueda estar en peligro debido a la denuncia.