Este experto indicó que la grasa visceral aumenta la producción de la hormona del estrés, el cortisol, y reduce los niveles de endorfinas, que son las hormonas que facilitan la sensación de felicidad y bienestar.
Bravo, del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), comentó que el déficit de la dopamina en el organismo favorece la depresión, mientras que la disminución de serotonina eleva los niveles de ansiedad.
Ambas carencias indican aumento de riesgo de infarto de corazón –3,4 veces mayor–, problemas de hipertensión, cáncer de próstata y colon, hipercolestoremia o una tendencia para desarrollar enfermedades degenerativas, como Parkinson o demencia senil.
La grasa visceral elevada, que se acumula en el interior del abdomen alrededor de los órganos vitales, contiene un “alto riesgo” para la salud que se expresa en enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión y algunos tipos de cáncer.
Bravo explicó que un estilo de vida sedentario seguido por estrés, tabaco, grandes dosis de café y alcohol, además de una alimentación inadecuada, hace, entre otras cosas, que se acumule en el interior del abdomen, alrededor de los órganos vitales, una especie de grasa que no siempre está a la vista.
“En el 82% de los hombres que acuden al Instituto Médico Europeo de la Obesidad, la principal grasa corporal es la visceral. Respecto las mujeres, este porcentaje asciende a un 34%, con una prevalencia de las que están en la edad de la menopausia, donde se observa esta migración de la grasa hacia el abdomen”, subrayó.
El doctor apostó por una medicina preventiva, porque los riesgos de salud relacionados con la grasa abdominal extra aumentan con la edad, a partir de los 35 años en los hombres y de los 55 años en las mujeres.
El especialista en Nutriciónrecordó que la grasa visceral se puede acumular rápidamente y es más difícil de perder que la subcutánea, ya que rodea los órganos internos y sirve como reserva de energía.
Sin embargo, es posible eliminarla, consiguiendo una pérdida de medio kilo por semana, si se hace una dieta apropiada y se combina con ejercicios adecuados.
“Muchos hombres se equivocan en pensar que haciendo abdominales, reducirán la grasa acumulada en la zona de la barriga, más bien sería un ejercicio contraproducente y hasta peligroso en casos extremos”, explicó Bravo.
En la primera etapa hay que hacer un ejercicio mixto, aeróbico y anaeróbico moderado y, según el experto, “al subir cuestas, nadar o hacer un footing ligero al menos 30 minutos en la mayoría de los días de la semana, potenciamos la creación de masa muscular y facilitamos la quema de grasa visceral”.
Estos ejercicios se pueden complementar con una dieta antiinflamatoria que ayuda a prevenir las enfermedades degenerativas y alivia el trabajo del páncreas, el intestino y el hígado graso.
Bravo apuntó que la grasa visceral es muy activa y genera un constante bombeo de sustancias tóxicas en el torrente sanguíneo, un proceso que conduce a la acumulación de ácidos grasos libres en el hígado y otros órganos.