La subdirectora general de Promoción de la Salud y Epidemiología, Rosa Ramírez, ha recordado, en declaraciones a Efe, que en muchas ocasiones se peca de “exceso de confianza” al tomar un baño en un medio desconocido, con consecuencias trágicas como lesiones o fallecimientos que, lamentablemente, se repiten cada verano.
A lo largo de 2011, según datos recopilados por Efe, al menos 50 personas han muerto mientras se bañaban en España, 40 de las cuales son varones frente a 9 mujeres, además de un bebé del que se desconoce el sexo.
En cuanto a los meses en los que se han registrado los sucesos, 3 de las víctimas fallecieron en enero, 2 en febrero, 4 en marzo, 12 en abril, 11 en mayo, 11 en junio y 7 en la primera quincena de julio.
Por comunidades autónomas, 14 personas perecieron en Canarias, 7 en Andalucía y en Comunidad Valenciana, 5 en Cataluña, 4 en Baleares, 3 en Aragón, 2 en Asturias y Murcia, y 1 en Navarra, Madrid, Castilla y León, Castilla-La Mancha, País Vasco y Galicia.
Por grupos de edad, 22 eran mayores de sesenta, 16 tenían entre 18 y 59 años, 7 eran menores de edad y de 5 personas se desconoce este dato.
Con respecto al lugar donde ocurrieron los hechos, el mar encabeza la estadística con 26 ahogamientos (sin contabilizar a los buzos), seguidos de 11 en piscinas, 6 en ríos, 2 en pantanos y otros 5 en diferentes sitios: una ría, un embalse, una laguna, una boca de riego y una balsa de riego.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año fallecen por ahogamiento en la región europea más de 5.000 personas, con edades comprendidas entre los cero y 19 años.
La subdirectora general de Promoción de la Salud y Epidemiología indicó que algunas de las personas que sobreviven a un ahogamiento quedan con un daño cerebral permanente o con lesiones medulares.
En muchas ocasiones, apuntó, estas dolencias se producen por cometer imprudencias, adoptar conductas de riesgo o por un momento de relajación en la vigilancia de los padres.
Es aconsejable también bañarse acompañado, especialmente en el caso de las personas mayores que sufran alguna patología previa, para que si algo sucede otra persona pueda proceder al rescate.
Ramírez insistió en que estos peligros se pueden evitar de forma “muy sencilla”, respetando en primer lugar las normas de seguridad, y ha aportado algunos consejos prácticos.
Antes de tirarse al agua se debe conocer bien el fondo y la profundidad para evitar lesiones medulares.