La comodidad de estar en casa y la certeza de que se va a comer bien se mezclan al hablar de SinBulli, una iniciativa tan divertida en su nombre como sabrosa en su objeto y promovida por los gaditanos José Luis Porquicho, Víctor Olmo y Arturo Cerezo.
SinBulli, que tanto en Cádiz está dando que hablar, se dedica a hacer arroces y barbacoas a domicilio, y aunque oficialmente arrancó su andadura el pasado 14 de abril con ocasión del Festival Por un Carnaval Libre, tanto sus productos como el origen de su nombre son asuntos más remotos.
La historia del proyecto surge de la afición carnavalera de los ahora socios. Cerezo, Porquicho y Olmo, además de amigos son compañeros de coplas en la chirigota callejera Los que nunca han roto un plato, grupo que también fue El Almirante Guarrón o Los Jurados de Misses en años anteriores. Ya que Víctor Olmo es hostelero con local abierto al público en la calle Muñoz Arenillas, Mandala, el grupo aprovechaba la circunstancia para ofrecer el ensayo general de su agrupación en dicho local y dar a los congregados un menudo hecho por Víctor y un arroz elaborado por Porquicho. El recorrido comercial de la idea lo vio Arturo Cerezo al ver el éxito que tenían estos platos, y ese fue el germen de SinBulli, cuyo nombre se le ocurrió a José Luis Porquicho “en verano de 2011 o antes, cuando trascendió la noticia de que el Bulli de Ferrán Adriá iba a cerrar”.
Ahora que ya ha pasado más de un mes desde su puesta de largo, SinBulli se hace notar entre los gaditanos y foráneos, ya que se plantea como una alternativa gastronómica más a tener en cuenta para cualquier clase de eventos. Ya han realizado más de una docena larga de servicios en Cádiz en lugares tales como la sala Imagina, el bar la Casapuerta, el Pay-Pay o el Bare-Nostrum, y también se han desplazado a Puerto Real y Medina, lugar este último donde un partido entre veteranos del Cádiz e Internacionales fue el motivo del ágape, e incluso ha habido un doblete de barbacoa y arroz en una azotea gaditana.
SinBulli ofrece dos tipos de comidas, que son arroces y barbacoas. Del primero de los platos ofrecen 26 variedades, con precios desde seis y hasta doce euros por persona y de entre los que destaca el arroz campero marca de la casa, que varía de ingredientes según la estación del año y disponibilidad de verduras y que está rematado con lonchas de jamón. Las barbacoas, de entre seis y diez euros por persona, llevan como protagonistas lo consabidos chorizos, morcillas, lagarto, secreto, panceta, costillas, brochetas y todo lo imaginable. Asimismo, desde SinBulli ofrecen el “pack-dúo” de barbacoa más arroz a quince euros por persona.
Para llenar una azotea, un chalé, casa de campo, local de oficina y cualquier tipo de inmueble de manjares cocinados por estos tres emprendedores basta con llamar al 610746825 o poner un correo a sinbulli@gmail.com o a través de www.sinbulli.com, donde serán atendidos con desplazamiento gratuito para la Bahía y Conil y con kilometraje a convenir en otras localidades.
El récord de esta empresa está en un arroz para 300 personas, “en el que estuvieron saliendo platos hasta las 18.20 horas”, recuerda Porquicho, quien señala que SinBulli cuenta con una batería de aperos consistente en dos paellas de 90 centímetros de diámetro, otra de 60 y cuatro de 35; dos paellas eléctricas, una para 20 personas y otra para 30 y, por último dos barbacoas, una de 90 y otra de 60 centímetros de diámetro.
Como anécdota llena de ternura, indica Porquicho, “en enero de este año hicimos un arroz en el Pay-Pay que fue la primera vez que Currito, el hijo de Pepito el Caja, pisó la calle tras su nacimiento poco antes”.
La empresa SinBulli “que no es un catering, ya que hacemos y emplatamos, pero no servimos”, recuerda Porquicho, también ofrece como servicios complementarios conciertos a cargo de los grupos Los Vivos o DeCaipirinha; las actuaciones de las chirigotas de Vera Luque o de Kike Remolino, Leo Power e incluso servicios de animación infantil y castillos hinchables. En fin, todo lo que una pueda imaginar para pasar una velada de placer, sin salir de casa y con todo por delante. Una velada para ir al grano, o al punto, a elegir.