La Fiscalía pide la suma de 62 años y dos meses de prisión para un autor y director de comparsas infantiles del Carnaval de Cádiz por haber abusado sexualmente durante varios años de algunos integrantes de sus agrupaciones, niños de entre 8 y 15 años, a los que se ganaba con dinero, regalos y viajes.
En el escrito de acusación al que ha tenido acceso EFE, la Fiscalía revela que el acusado, mayor de edad, se acercaba a los menores que participaban en sus comparsas "con la finalidad de conseguir su satisfacción sexual".
A uno de ellos, de 11 años, "le invitaba a comer, le hacía regalos como una Play Station, le trataba como un padre o un amigo", con el objetivo de generar confianza que, una vez obtenida, le permitía invitarle a su casa, donde le hizo fotos desnudo o en actitud de provocación sexual.
Según la Fiscalía, el acusado también consiguió que este menor le masturbara y, finalmente, mantener relaciones sexuales con él.
La misma técnica utilizó con otro niño, al que conoció con 10 años, al que invitó a comer, le hizo regalos, como un viaje a EuroDisney, y terminó haciéndolo fotos desnudo y manteniendo relaciones.
La Fiscalía describe que, hasta en diez ocasiones, el acusado tuvo en su casa a los dos niños a la vez y logró que ambos mantuvieran relaciones entre ellos y con él, mientras les grababa o les tomaba fotos, aunque también los menores, indistintamente, cogían la cámara cuando era el adulto el que participaba de esas actividades.
Las relaciones con estos niños terminaron en 2014 tras alejarse ambos de la comparsa en la que cantaban.
El acusado volvió a contactar entonces con otros niños, como un chico de 12 años, que también ensayaba en la misma peña de la que el adulto era asiduo.
"Se lo llevaba a la bolera de El Puerto de Santa María, a la piscina de Puerto Real y le compraba ropa argumentando que eran amigos", señala el escrito de la Fiscalía.
También logró obtener de él fotografías desnudo y tocamientos, algo que, según el Ministerio Público, "creaba gran malestar en el menor que se sentía invadido de manera continua".
Ese mismo verano el hombre se acercó a otro menor, de tan solo 8 años, que frecuentaba la misma peña, al que realizaba tocamientos cuando entraba en el baño, "algo que generó un gran desasosiego en el menor, que se escondía para no entrar en la peña y se llevó una temporada muy irascible y nervioso".
Las fotos fueron subidas por el acusado a su ordenador y teléfono móvil, donde tenía una carpeta específica para guardarlas, según constató la Policía.
Los agentes le incautaron en su domicilio 20 vídeos de pornografía infantil, una videocámara, y un disco duro con 343 archivos de imagen con menores desnudos y practicando relaciones sexuales con adultos, que el acusado había intentado borrar sin éxito.
El acusado permanece en prisión preventiva desde enero de 2015 y su situación fue prorrogada en diciembre de 2016 hasta la celebración del juicio.
El médico forense le ha diagnosticado un trastorno de dependencia a múltiples sustancias y un trastorno mixto de personalidad y pedofilia, "cuya conjunción hace compatible que en los hechos tuviera sus capacidades volitivas ligeramente disminuidas".
La Fiscalía señala los hechos como constitutivos de dos delitos continuados de abuso sexual con penetración, otro dos sin penetración, y de exhibicionismo, por lo que le pide un total de 62 años de cárcel y dos meses, además de la prohibición de acercarse a los menores ni comunicarse con ellos por un plazo de 20 años.
Los menores tuvieron que recibir asistencia psicológica y aún hoy, casi tres años después, siguen necesitándola.