Para la Fiscalía, es de suma importancia paliar “las graves consecuencias físicas, psicológicas y emocionales” que puede acarrear a un menor verse envuelto en un proceso penal y así lo expone en dicha circular, fechada el pasado día 10 y a la que ha tenido acceso Efe, en la que recoge las pautas que deben seguir los fiscales para conseguirlo.
Evitar la repetición de las declaraciones de los niños o de las exploraciones de médicos y psicólogos, eludir suspensiones reiteradas en el juicio o largas esperas de los menores en los estrados de los juzgados y sustituir el lenguaje jurídico por uno más adecuado a su desarrollo son algunas de las recomendaciones.
Partiendo de la idea de que las diligencias serán “perturbadoras, cuando no traumáticas” para el niño, la Fiscalía aconseja que se tienda a evaluaciones conjuntas y a no repetir exploraciones de psiquiatras y expertos, y que se limiten sus declaraciones.
Con el fin de ahorrar al menor el sufrimiento de volver a relatar y revivir ante personas extrañas un suceso para ellos traumático, se recomienda prescindir si es posible de las declaraciones policiales, especialmente cuando los niños sean las víctimas o el delito sea sexual.