En el mes de mayo de este año que ha pasado, asistí por curiosidad a una asamblea informativa sobre los presupuestos participativos en nuestra localidad. Allí fui informado sobre estos, me documentaron que los presupuestos participativos eran unas herramientas de participación y gestión de la ciudad, mediante la cual los ciudadanos y ciudadanas podían proponer y decidir sobre el destino de parte de los recursos municipales. Estos hablaban de dinero, pero también de nuevos espacios de participación y de profundización democrática.
Estas asambleas se organizaban gracias a los grupos motores, que eran los vecinos voluntarios que animaban a las gentes de los barrios., para que se informaran y asistieran a estas asambleas. Según la zona donde residiera uno, le tocaría un local u otro. A mí me toco asistir al colegio Tomas Iglesias. En este lugar solo asistimos veinticinco vecinos, no se sabe si los conileños pasan de estas cosas o no estaban bien informados. Lo cierto es que éramos pocas personas para todos los barrios que estaban convocados aquella asamblea. “Pocito Blanco”, “Los Molinos”, “Las Casitas”, “El Santo” y “El Punto”.
En esta reunión ciudadana fuimos informados todos los asistentes por el alcalde y por el concejal de participación ciudadana, de cómo se elaboraban las propuestas participativas.
Rápidamente los participantes en la asamblea alzaron las manos para pedir su participación para elaborar sus propuestas. A continuación daban sus datos personales, y el lugar donde querían que se desarrollaran estas. Al terminar nos entregaron unas carpetas con varias fichas, para rellenar y presentar mas propuestas a estos presupuestos participativos.
En mi casa relajado rellené algunas de aquellas hojas. Me había ilusionado aquella manera de contribuir al arreglo de alguna infraestructura o a proponer cosas para el disfrute de los conileños. Me calo el mensaje de una democracia más participativa, donde el pueblo tuviera voz y voto en la elaboración de parte de los presupuestos municipales.
Después de varios meses de esta asamblea, tuve la satisfacción de conversar en la playa con la persona que había gestionado esta participación ciudadana, con la colaboración de los vecinos y vecinas del municipio. Este había sido capaz de convencer a todo el equipo de gobierno local, para que apoyaran este proyecto popular.
Aquel joven que había llegado a nuestro ayuntamiento como un desconocido, poco apoco se ha ido buscando un hueco en la sociedad conileña. Este con su gran corazón, su juventud y su solidaridad, quiere contribuir con su lucha diaria a mantener el bienestar social de todos los conileños. Sobre todo de jóvenes y ancianos, que son los sectores más vulnerables.
Este edil solidario a pesar de su juventud se ha curtido en las colaboraciones solidarias en ayuda de los marginados por la sociedad. Ha sido capaz de gestionar para el pueblo un clamor popular que estaba demandando los ciudadanos en las plazas de nuestro país. Democracia real ya, que el pueblo sea participe de parte de los presupuestos municipales.
En octubre se presentaron las propuestas a votar, después de pasar la criba de los técnicos, por si eran viables o no. De unas 330 solo quedó algo menos de 100. Las votaciones se llevaron a cabo en los mismos lugares del pueblo y del diseminado, donde habían tenido lugar las asambleas informativas de Mayo. Solo unas 400 personas fuimos a votar estas propuestas.
Esperemos que este proceso haya calado en la sociedad conileña, y el próximo año aumente la participación ciudadana.
Vaya este reconocimiento popular a la labor desarrollada por muchos vecinos de Conil, que desinteresadamente y prestando parte de su tiempo han colaborado desde los grupos motores para hacer realidad, “Conil sin Fronteras: Por una Democracia más Participativa”.
Mi más sincera felicitación y agradecimiento para el niño utópico que conocí hace más de un 1/ 4 de Siglo en unas tertulias campestres.
Ernesto Alba, este soplo de aire fresco te ayude a seguir caminando en busca de la utopía.