Las altas temperaturas que se vienen registrando en la Campiña cordobesa desde hace varias semanas han obligado a los viticultores del marco Montilla-Moriles a adelantar la vendimia en los viñedos tradicionales para garantizar el estado sanitario de la uva y, con ello, la calidad de los vinos y vinagres amparados por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP).
Los más de 40 grados a la sombra que se alcanzan en muchas parcelas del marco vitivinícola cordobés durante buena parte de la jornada, unidos al aire caliente que recorre los liños, están «achicharrando» los racimos más expuestos, según han alertado a este periódico algunos agricultores, que han comenzado ya a apreciar «graves daños» en muchos pámpanos, que son los órganos de la planta que favorecen la generación de azúcar en el fruto.
Y es que, uno de los temores más extendidos desde el temprano comienzo de la vendimia de este año es el del «alechigamiento» de la uva, un término autóctono que alude a la deshidratación prematura del fruto como consecuencia de las condiciones de temperatura extrema que se están dejado notar en la comarca.
Los años de sequía que viene arrastrando la provincia someten las cepas a un «estrés hídrico» que resulta especialmente dañino en las parcelas de secano donde, por lo general, las plantas no cuentan con la orientación óptima para contrarrestar los efectos del sol y los aires dominantes de la Campiña.
«En los viñedos de vaso se ha comenzado ya la vendimia ante la emergencia que representa esta nueva ola de calor», confirmó el técnico Antonio García, responsable de la firma Servicios Agrícolas García. De hecho, la cooperativa La Unión ha tenido que abrir sus instalaciones en estos días porque «la uva Pedro Ximénez se está tostando en exceso y, para evitar que se pierda, se ha comenzado ya a vendimiar», según el especialista, que calificó de «excepcional» la situación que se está viviendo en el marco cordobés como consecuencia de las sucesivas olas de calor.
En efecto, el exceso de temperatura y la falta de humedad terminan debilitando las cepas, una situación que afecta de manera considerable a la maduración del fruto y a la graduación alcohólica que debe alcanzar la uva antes de ser recolectada.
De hecho, el Consejo Regulador recomienda a los viticultores cortar la uva que se pueda molturar en el día, preferentemente por la mañana, cuidándola durante el transporte al lagar. Con esta medida, se pretenden evitar las fermentaciones anticipadas en las lonas utilizadas para el transporte del fruto, así como la aparición de levaduras no aptas, que actuarían en detrimento de la calidad de los vinos.
Como contrapartida, el excesivo calor contribuirá a acelerar el trabajo en las paseras, donde los racimos de uva se extienden al sol con el objetivo de procurar su deshidratación y favorecer así la concentración de sus azúcares para dar luego paso a la elaboración del vino dulce Pedro Ximénez, santo y seña de la zona Montilla-Moriles.