Un joven camarero de Cartaya, aunque de padres colombianos, Iván Stiben Gaviria Quintero, ha salvado recientemente la vida a un cliente del bar donde trabaja en dicha localidad costera, que sufrió una hipoxia cerebral, gracias a un curso de primeros auxilios que tuvo que hacer para un trabajo anterior.
Los hechos tuvieron lugar el pasado martes, 7 de marzo, cuando a las 17:50 horas, cinco minutos antes de concluir su turno de trabajo, pudo observar a través de las cámaras de vídeo con las que vigila la zona de máquinas de juego de dicho establecimiento, como en una esquina había algo en el suelo que le parecieron "una mochila o las piernas de una persona".
Según ha relatado a esta redacción el propio Iván Stiben, inmediatamente se acercó al lugar, confirmándose sus peores presagios, ya que pudo comprobar que, efectivamente, uno de los clientes que había acudido al bar a tomarse un café a esa hora, se encontraba "tendido en el suelo inconsciente, poniéndose cada vez más morado y con dificultades evidentes para respirar".
"Lo primero que hice fue llamar a Emergencias –prosigue- en tanto en cuanto, aprovechando los conocimientos en primeros auxilios gracias a un curso que tuve que hacer, lo puse de lado mientras por el teléfono, desde Emergencias me iban diciendo lo que tenía que ir haciendo".
Iván Stiben tuvo que hacer a dicha persona una RCP, a la que reaccionó positivamente, durante un tiempo que se le hizo "eterno", hasta que a los ocho minutos llegaron al bar sanitarios del 061, que "se llevaron más de una hora atendiéndolo antes de evacuarlo en una ambulancia a un centro hospitalario de Huelva, donde dicha persona se encuentra aún en la UCI, aunque "consciente y recuperándose".
Tanto el personal sanitario, como al día siguiente la mujer del enfermo, coincidieron en decirle a Iván Stiven que, de no haber sido por él, ahora no estaría entre nosotros. Igualmente le informaron que dicha persona había sufrido una hipoxia cerebral que impidió que le llegase suficiente oxígeno al cerebro.
Es por ello que este joven camarero ha defendido que, tanto en los colegios, como en los institutos y hasta en los centros de trabajo, debería ser obligatoria una mínima formación en primeros auxilios, ya que en este caso concreto, de no haber sido por sus conocimientos en la materia, esta persona hubiese fallecido. De hecho, añade, todos los clientes que se encontraban en ese momento en el bar, "se quedaron paralizados y sin saber que hacer".
Se da la circunstancia de que el joven camarero no es la primera vez que le sucede algo así, ya que hace unos años también le salvó la vida a un amigo suyo que se había tragado la lengua.