La Audiencia Provincial de Huelva ha dictado orden de busca, detención y presentación en contra de J.M.P.P., uno de los dos condenados este mismo mes por la Audiencia Provincial de Huelva por matar a dos personas en una finca de Cartaya y, después, arrojar sus cuerpos a un pozo en 2019.
A esta persona se le condenó 41 años de prisión al considerarlo responsable de dos delitos de asesinato -uno de ellos con alevosía y el otro con alevosía y ensañamiento-, al aplicarle la atenuante analógica de confesión; para el otro, la condena fue de 46 años.
La decisión de dictar la orden de busca y captura, recogida en una Providencia a la que ha tenido acceso EFE, se ha acordado después de que esta persona no asistiera ayer a una comparecencia a la que estaba citado en cumplimiento de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
A esta persona se le llamó telefónicamente hasta en tres ocasiones a su móvil desde el Juzgado para hacerle constar que se le estaba esperando, consiguiendo en una de ellas hablar con un familiar que indicó que no se encontraba en el domicilio.
A la vista de esto, el tribunal ha decidido dictar la orden de búsqueda y detención al objeto de que se pueda celebrar la necesaria comparecencia establecida por la ley.
Hay que recordar que esta persona, al igual que el otro condenado, se encontraban en libertad cuando la celebración del juicio, después de que en abril se cumplieran los cuatro años desde su ingreso en prisión, tiempo máximo que permite la ley a la espera de juicio.
Los hechos
La sentencia declaró probado que J.M.P.P. se puso de acuerdo con el otro condenado J.A.M.B., para "acabar con la vida" de M.B.G., con quien ambos habían tenido graves conflictos previos relacionados, en su mayor parte, con el tráfico de drogas.
Para ello, J.A.M.B. contactó el 14 de abril de 2019 con la víctima M.B.G. para que lo acompañase a una finca ubicada en Cartaya y propiedad de la suegra del otro condenado bajo el falso pretexto de apoderarse de una cantidad indeterminada de droga que estaría allí escondida; allí les esperaría J.M.P.P., oculto y armado con una escopeta de su propiedad para acabar con su vida.
Una vez en la finca, a la que llegaron en un vehículo conducido por S.V.C. a quien la víctima le pidió que los llevara al no tener carné de conducir, encontrándose las tres personas fuera del vehículo, J.M.P.P. disparó con su escopeta, si bien no alcanzó a su objetivo sino a la persona que había servido de chófer, ocasionándole una muerte inmediata.
Tras advertir que M.B.G. continuaba con vida, J.M.P.P. le disparó sin llegar a alcanzarle, agotando los cartuchos del arma y acercándose hasta el punto en el que la víctima se encontraba junto al otro condenado, tras lo que ambos encausados persistieron en su intención de eliminarle, propinándole múltiples golpes con el cañón del metal y la culata del arma hasta matarlo.
Tras perpetrar ambas muertes, los acusados arrastraron los cuerpos hasta un pozo de la misma finca y los arrojaron a su interior, ocultándolos a la vista de terceros; se montaron cada uno en un vehículo y condujeron hasta una carretera cercana al cementerio de Huelva donde prendieron fuego al vehículo donde J.A.M.B. se había desplazado a la finca con los dos fallecidos.
Seguidamente, ambos abandonaron la zona en el otro coche en dirección a Cartaya, arrojando en el trayecto a la ría del Odiel teléfonos móviles de los fallecidos