Largas colas se agolpaban en los alrededores de la Ermita para ese esperado momento. La bienvenida la daban la Escuela de Tamborileros de la Hermandad Matriz de Almonte, que acompañaba durante la misa y todo el acto en el que miles de familias han presentado a sus hijos para solicitar la bendición de la Blanca Paloma.
"La semilla rociera va en todas partes cayendo, se desprende en la marisma y la va empujando el viento...". Así eran las palabras que compartía la Hermandad Matriz de Almonte para el inicio de esta tradición que hace que miles de personas de muchos puntos geográficos lleguen hasta la aldea almonteña para vivirlo.
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Para la ocasión, el Pastorcillo Divino ha lucido traje y resplandor, regalos de la Asociación de Vecinos de El Rocío y ha estrenado un orbe, regalo en la pasada epifanía, por el Rey Melchor de Almonte.
