Con ese nombre pocas cosas malas se pueden decir con todo cuanto representan. Nueva etapa la que se abre con un grupo transformado y posiblemente con energías renovadas tras los varapalos sufridos en años anteriores.
Desde las profundidades, el tipo representa a Cádiz hundida. Sumergida, reflotan un tema tan social como la inmigración, con un giro al final del pasodoble.
“En son de paz”, dicen, se mojan y sacan el sable para invitar a las Ninfas a que hagan Carnaval y quieran a Cádiz como ellas la quieren. Mujer contra mujer. ¿Buscan enemigos ajenos?