“Sin Dios y sin permiso”, Juan Carlos muestra su peregrinar más dulce en una presentación cantada como pocas. Profanan con letras profundas, con sentido que acomodada como solo Aragón sabe hacerlo. Pocos -¿hay otro mejor?- los hay sepa escribir como él. Complicado. Letra a la madre y a la abuela. Versión de amores eternos. A Cádiz, al que quiere que no se hunda más. “Por más que se sepa el camino de Cádiz entra pero no sale”.
Emboba y embelesa por todo cuanto ofrece. Cómodo, superior, dominante y mágico. Perfecto. Todo.