La Navidad, y lo llevo años diciendo desde esta pequeña tribuna, se ha convertido en una vertiginosa fiesta donde el consumo prima sobre cualquier otro tipo de celebración, incluida las religiosas.
Hemos convertido esta Fiestas en una galopante carrera para ver quien gasta más, consume, bebe y come más.
Hay que recordar las Navidades que les esperan a los miles de desahuciados o a las personas que acuden cada día con la cabeza agachada por vergüenza a recoger una bolsa de comida de Caritas.
Nuestros políticos deben ir tomando nota ya de esto, pues como ha dicho alguien acertadamente, ellos son los culpables que estemos llegando a esta bochornosa situación.
Las Navidades que les espera a muchos niños de aquí e inmigrantes que no van a tener ni un balón con que jugar el próximo 6 de enero, mientras nuestros hijos no saben dónde poner los juguetes en sus confortable cuartos, o las Navidades que les espera a miles de españoles que siguen parados; pero todo esto no lo queremos ver ni leer, nosotros nos callamos y los políticos nos callan adornándonos nuestras ciudades con bellas luces, eso si no lo repiten hasta la saciedad, con bombilla de bajo consumo… cuando no hay no hay.
Y todo esto con una corrupción que hastía, que cansa, que fatiga. La corrupción invade nuestra sociedad, desde las más altas esferas hasta el Ayuntamiento más pequeñito. Políticos, empresarios, banqueros, artistas, sindicatos, el mundo del futbol..., nadie se libra de la corrupción; penosa imagen la de España, siempre con el paso cambiado en todo, del resto de Europa.
Me comentaban hace unos días unos amigos cofrades de la ciudad que nunca se habían visto tan desbordados como lo está siendo en los últimos meses.
Algunas hermandades llevan varios meses, sin interrupción, recogiendo alimentos para ayudar a los más necesitados en estas fechas que se acercan y otras además organizando campañas de recogida de juguetes para en la noche de reyes poder entregarlos a cambio de ver en la cara de los pequeños una sonrisa.
Nunca es suficiente y no solo se acuerdan las hermandades de los más necesitados enlas fechas de Navidad, ya que durante todo el año gran parte de la tarea de estas es ayudar al prójimo; y a la vista está como cada vez son más las que dedican gran parte de sus ingresos y su tiempo a ayudar a Conventos, comedores, hermanos o portuenses que lo están pasando mal.
¿Qué está ocurriendo? da igual, nosotros a lo nuestro: a nuestras falsas comiditas de navidad de empresas, a rompernos los dedos con el whatsapp y destrozarnos los zapatos por los múltiples centros comerciales. Nada más.
FELIZ NAVIDAD, FELIZ DULCE NAVIDAD.
