Luis Miguel Morales | A 20 días para la Nochebuena, la campaña electoral ya nos ha demostrado que sin alcohol de por medio también se puede llegar a hacer cualquier cosa por salir victorioso. En pocas palabras, se puede llegar a perder la vergüenza por un puñado de votos. Y encima sin pudor y televisado. La política 2.0 es lo que tiene.
El postureo en el que nos envuelve cualquier acto diario, avivado por las redes sociales, ha entrado de lleno en la política española. El político se contagia y no puede resistirse a ello. El show mediático, amigo Quique, llega para hacer valer el detalle más que el contenido.
Otra de las maravillas que nos exporta el país de las barras y estrellas. A los candidatos que se presentan a las Elecciones Generales los hemos visto en globo, preparando un zumo, comentando un partido de fútbol, tomando cervezas, con una guitarra en la mano...
Estamos de lleno en campaña. Y no, no hubo que esperar a las 12 de anoche. Y es que unas nuevas elecciones cierran el año. La cuarta. Ha sido el año democrático que más comicios se van a celebrar. Y todo por Navidad, nos la darán, lo veo y me temo lo peor.
Ya no hay que esperar a la suegra de turno, ni al cuñado gracioso, ni al primo lejano, ni al novio pedante de la amiga de turno. Ya no. El espectáculo toma la pequeña pantalla y el político se reinventa para hacerse más cercano y más humano.
El asqueo hay y la desconfianza hay que eliminarla, y cuanto antes mejor. El sillón bien lo vale. En los encuentros televisivos de debates los ha habido a dos, a tres, a cuatro, en internet, en la pública, en la privada, ya da igual todo. Salir o salir.
n voto es un voto y si hay que hacer esto o aquello se hace.
A pocos los hemos escuchado de cómo van a solucionar los innumerables problemas que nos acucian en el día a día. De cómo van a recuperar el prestigio perdido, de cómo van a cumplir lo que han sido incapaces de hacer estos cuatro años.
El postureo, como te digo, Quique, es lo que tiene.
Por suerte, las locales portuenses no serán hasta 2018. O no. Cualquiera sabe. Al político, el de pueblo, también le recuerdan muy de vez en cuando que hay que estar ahí, que hay que dejarse ver. Pero y un debate local, ¿lo ves? Así, así.
Un debate local tiene su aquel. Te imaginas a Alfonso Candón dejando de tomar el AVE para acudir a él. Grande. Ahora, con más tiempo libre, se ha dejado ver con Teófila, Sanz, Saldaña y compañía. ¿Recuerdas? Amor con amor se paga.
O a De la Encina que dio la bienvenida al hermanísimo, a Salvador, el que tomó el acta dejado del imputado Manuel Chaves. El mismo. El panorama es cuanto menos indefinible si aventuramos quienes se presentarán a las próximas.
¿Por el Partido Andalucista? No existirá ya. ¿Por Ciudadanos? Gómez lo deja y dará el testigo a Cuvillo. ¿Aparecerá otra vez Rivera por las locales en las papeletas o ya no?
Izquierda Unida tampoco se presentará ya, será, ahora, Unidad Popular. Domínguez, Coronado, Colón ¿aguantarán la travesía del desierto hasta entonces? Muchos interrogantes, amigo Pedregal. Está por ver si el señor Oliva seguirá o pedirá la cuenta y será la señora Marín la lideresa.
Muchas dudas.
Ganar, querido Quique, con debates o sin él, no sé quién va a ganar; perder no nos gustaría seguir haciéndolo a los mismos. ¿Capicci?
Quique Pedregal | A mí es que me ha hecho muy poca gracia ver a un político cantando, mal para más inri, nanas en horario de máxima audiencia, en un sofá hablando de cuando ligaba en su juventud y que regaló una rosa, en el mismo sofá contando cómo conoció a su señora… a mí es que eso me preocupa muy poco.
¿Que le gustan los huevos fritos? Perfecto. ¿Que no le gusta el guiso de alcauciles con patatas? Estupendo, a mí tampoco. Pero, por favor, sean serios y háblenme de lo que quieren para nuestro país, del proyecto que sus cabezas pensantes, plasmado en un programa electoral, tienen pensado para los españoles.
Sinceramente, y con perdón, me la trae al pairo lo que hagan en su vida personal. Les deseo felicidad y armonía familiar. Yo lo que necesito saber es cómo van a gobernar, si ganan las elecciones del 20 de diciembre, esta bendita nación llamada España que lo mismo te aplaude porque te has subido en un globo o porque has escalado una montaña, que al otro día te monta una manifestación en la puerta de tu casa.
Y yo lo que quiero es que me respeten como ciudadano y como elector. Y lo que pido es que den la cara y debantan en el horario de mayor audiencia posible.
Nuestra democracia no será tal hasta que no se regulen los debates electorales con una ley aprobada por el Parlamento.
‘Show must go on’, es verdad, pero España no está para panderetas y requiere una respuesta seria y contundente. España no se puede quedar esperando entre hormigueros y tiempos felices para no obtener respuesta alguna. Amigo Luismi, ¿has sacado algo en claro?
Dicho de otro modo: la exposición pública y televisiva de los candidatos presidenciales, ¿ha resuelto todas tus dudas sobre el sentido de tu voto el próximo 20D? Me parece a mí que no. Botes de humo y andanzas por las ramas, lo que yo te diga.