La transición para Andalucía comienza en este 2019, algo tarde respecto a todos y todo, pero nunca es tarde si el fin merece la pena en su despertar definitivo después de cerrar todos los registros habidos y por haber. La similitud andaluza encuentra a nivel portuense su alma gemela: dos mismas realidades que urge despegar. El cambio político debe valer lo suficiente como para que la ciudad encuentre su sitio y obtenga la esperada recuperación.
Son tantas y tantas oportunidades desaprovechadas y tanto yugo durante estos 40 años, que resulta sonrojante como el partido, el único que ha gobernado hasta entonces en San Telmo, haya sido el mismo que más veces ha gobernado en El Puerto: el PSOE. Mismo partido e igual miseria en Andalucía y en El Puerto. Los datos y las cifras son elocuentes para comprobar en qué se han convertido, un lastre más que una gestión a destacar.
A la cola de todo, a ambos se les debe tanto el respeto como la solución a un fracasado modelo repetido y denigrante como ningún otro. El aire de reseteo, no solo es crucial, democrático y urgente, es de manual para la recuperación.
El centro histórico ha sido el vivo ejemplo de cómo una Administración ha dado la espalda sistemáticamente en detrimento de cualquier otra población. 15 años se ha tardado en construir un centro de salud. Un hospital manejado y subastado al mejor postor. Planes ofrecidos como migajas y en limosnas para una ciudad tratada como de segunda. El Puerto debe celebrar un tiempo de esperanza.
Décadas dando la espalda, el nuevo Gobierno de la Junta tiene la ocasión de devolver lo que se negó, dando la espalda sistemáticamente a pesar de haber tenido al mismo partido que más veces ha gobernado en El Puerto
