Maranta es también conocida como la planta de la oración. Quien tenga la satisfacción de contemplarla observará que sus hojas se agachan al anochecer recordando a la posición del orante. Entre pequeños crujidos, al amanecer, todas sus hojas se irán posicionando de manera perfectamente imbricada para no molestarse a la hora de tomar la luz. Es un hecho sorprendente que un reciente artículo en Nautil.us lleva a la divulgadora científica Amanda Gefter a plantear ‘qué dicen las plantas sobre nosotros’. Me ha recordado aquel inolvidable momento en el que el Padre Mundina, el cura de las plantas como es conocido, mientras paseábamos por los jardines del Hotel Reina Cristina, me decía que las plantas saben más de nosotros que nosotros de ellas. El planteamiento de Gefter conduce a la conclusión de que hay más de una realidad cognitiva, la creada por nuestra especie, pero cada día se avanza más en ese otro mundo de una realidad vegetal. Las plantas más allá de limitarse a vegetar son, con un tempo más lento en un adagio vital, tan dinámicas como la de los animales.

La muy celebrada película de estos últimos óscar ‘Todo a la vez en todas partes’ ha servido para crear un nuevo modelo de Metaverso, el Alfaverso. Si el primero es difícil de asimilar el segundo requerirá de unas fuertes dosis de introspección. Imaginar esa metáfora del mundo real creada por la hibridación de la realidad física con la virtualidad digital, generando finalmente un nuevo universo que trasciende la realidad, es muy fuerte. Parece que tan sólo unas mentes privilegiadas pueden alcanzar a sumergirse en esa metáfora. Resulta curioso que es el arte el instrumento que mejor sirve para indagar en esos universos paralelos, así en algunos recientes artículos científicos se destaca como la mirada de Picasso era tan peculiar porque tenía la capacidad de acceder a ese metaverso y de ahí su expresión cubista. Incluso algunos poemas de Antonio Machado son interpretados hoy como la invitación a tan elevado universo.

Por todo ello la conducta de la Maranta parece el mejor ejemplo de un fitoverso del que aun tiene mucho que aprender el ser humano. Como afirmaba Silesius ‘la más noble oración se logra cuando el orante se transforma, allá, en lo más íntimo, en aquello delante de lo cual se arrodilla’, y nuestra Maranta se arrodilla ante quienes la contemplan.