El presidente concedió una entrevista a la cadena CNN a las puertas del aeropuerto de la capital, a donde acudió para comprobar el estado de una infraestructura que es fundamental para recibir ayuda humanitaria.
“La ciudad está destruida. Los hospitales, los colegios, las casas particulares. Las calles están llenas de cadáveres”, indicó el presidente, quien reconoció que su residencia oficial, el Palacio Presidencial y su propia casa cayeron tras el terremoto.
“No sé donde voy a dormir esta noche. Pero eso no es un problema”, dijo el máximo mandatario de una nación asolada tradicionalmente por la pobreza y, ahora, por una catástrofe natural que ha causado una cifra indeterminada de muertos.
“He oído que pueden ser 50.000. Otros dicen que cientos de miles. La verdad es que no lo sé. Es todavía demasiado pronto para saberlo”, dijo a la cadena de televisión.
El presidente aseguró que la primera necesidad del país es limpiar las calles de cadáveres y atender a los heridos. “No podemos llevar a los heridos a los hospitales, están llenos”.
Además, el país necesita equipos de rescate para salvar a las personas que han quedado atrapadas, y también suministros médicos y alimentos. La gente duerme en la calle por temor a nuevos derrumbamientos por las réplicas.
René Preval no teme que la situación en las calles derive en un brote de violencia, por la falta de agua potable y alimentos.
“La gente entiende la situación. Todo el mundo está haciendo lo posible para ayudarse entre ellos”, comentó a la CNN.