El nuevo seísmo de 6,1 grados que sacudió ayer el oeste de Haití causó movimientos de pánico y la caída de algunos muros, pero no parece haber nuevas víctimas hasta el momento.
La nueva réplica, la más fuerte después del terremoto de 7 grados de la escala Richter del pasado martes 12 de enero, tuvo una profundidad de 9,9 kilómetros y se localizó a 41 kilómetros de Jacmel, en el sureste del país, y a 59 kilómetros de la capital haitiana, según datos del Instituto Geológico de Estados Unidos (USGS).
Aunque es pronto para conocer en su totalidad los daños, las diferentes fuentes consultadas dan a entender que el temblor, que duró varios segundos, no causó nuevas víctimas, y tampoco los medios locales las han recogido hasta el momento.
Gracias a que la mayor parte de la población duerme en calles, patios o jardines, las caídas de muros en algunas casas no causó desgracias mayores, puesto que se trataba en general de casas con grietas y fisuras que habían sido abandonadas por precaución por sus propietarios.
Todos los testimonios recogidos por Efe coinciden en señalar reacciones de pánico en el momento del temblor, que se registró exactamente a las 6.03 hora local, con la primera luz del día y cuando la mayor parte del país dormía.
Los muros y suelos temblaron, y muchas personas abandonaron sus camas semidesnudas hasta ponerse a salvo en un lugar abierto, como sucedió en un hotel del norte de la capital ocupado por los periodistas.
INTENTAN ESCAPAR
Miles de personas se agolpan en el puerto de la capital haitiana tratando de huir de la ciudad en el único barco operativo que llega hasta la población de Jeremie, en el noroeste, según pudo constatar Efe.
El problema es que, ante la falta de combustible, el barco lleva dos días sin hacer el viaje, según explicaron varias familias que esperan la salida, con todos sus enseres tirados en el suelo del puerto.
Al parecer, la ciudad de Jeremie ha sido de las menos afectadas por el terremoto del día 12, y las personas que se han congregado en el puerto son casi todas originarias de allí o tienen parientes en esa población.
Además, varios cientos de personas han tomado al asalto dos barcos más que se encuentran varados en el puerto por problemas mecánicos, convirtiendo estas dos embarcaciones en improvisado hogar al haber perdido todo en el sismo de la semana pasada.
La afluencia de personas al puerto es cada vez mayor en los últimos días, y más después de la réplica de ayer.
Ninguno de los congregados en el puerto –casi todos de origen humilde– ha recibido ayuda externa y muchos de ellos han sobrevivido desde hace ocho días a base de líquidos y caramelos, sin nada que llevarse a la boca.
BUQUE HOSPITAL
El buque hospital estadounidense Comfort, dotado con 600 médicos y un millar de camas de hospital, llegó ayer a las costas de Haití y de inmediato recibió sus primeros pacientes, un niño de seis años y un joven de 20, cuyas vidas corrían peligro.
Según fuentes del Comando Sur, el niño, que tenía la pelvis aplastada, con perforación en la vejiga y la uretra, y el joven, con el cráneo roto y posiblemente una cervical quebrada, fueron trasladados en helicóptero del buque Vinson al Comfort, que cuenta con varios quirófanos bien dotados y unidad de cuidados intensivos.
Al llegar, recibieron de inmediato la atención de los médicos del Comfort que, según narraron en Twitter, estaban ansiosos por comenzar a prestar ayuda al país caribeño, asolado por un terremoto.
“Hemos oído que nuestros pacientes están ya de camino. La tripulación está preparada. Cada uno está en su puesto preparado para dar la mejor atención posible a Haití”, comentaba la tripulación en esta red social.
El Comfort es una gran nave de 272 metros de eslora, con un desplazamiento de casi 65.000 toneladas, y capaz de prestar una atención médica similar a la de un hospital tradicional.
Dotado con doce quirófanos, 600 camas para pacientes con heridas que no revisten gravedad, 400 para graves y 60 camas de cuidados intensivos, el buque –que ha tardado varios días en llegar a Haití– está considerado una pieza vital en el socorro humanitario ofrecido por Estados Unidos al país antillano.
Tanto el niño como el joven habían recibido ya atención médica en el Carl Vinson, pero dado que sus instalaciones médicas son mas limitadas y la gravedad de los pacientes, se decidió trasladarlos de inmediato al Comfort.
El traslado se produjo en torno a las 15.30 GMT. El niño estaba consciente y podía hablar, situación diferente a la del joven, que tiene un tubo en la garganta y que fue sometido de inmediato a rayos X ante el temor de que tenga una hemorragia interna en el cráneo.
Uno de los cirujanos pediátricos a bordo de Comfort, el comandante William Todd, explicó que el niño, que fue operado a bordo del Vinson hace dos días, podía mover las caderas y aparentemente la cirugía no había tenido complicaciones.
“Es un niño muy fuerte. Tiene dolores debido a la cirugía a la que se le sometió”, comentó.
Otro doctor, el comandante Shawn Safford, dijo que el niño desconoce el paradero de sus padres y de su hermano. “Estaba asustado, y me cogía con fuerza la mano. A veces, cogerle la mano a un niño es la mejor medicina”.
Safford se refirió también a la situación del joven, del que dijo que estaba despierto y “alerta”, aunque con fiebre. “Le tendremos bajo observación unos días para asegurarnos de que todo va bien”, indicó.
Por su parte, Elizabeth, la bebé haitiana de 22 días de edad que fue rescatada tras permanecer una semana entre los escombros de su casa en la ciudad costera de Jacmel, al sureste del país caribeño, se recupera en un hospital.
Los bomberos bogotanos desplazados en Jacmel, 40 kilómetros al sur de Puerto Príncipe, contaron con la colaboración de un grupo de búsqueda francés en el rescate de la bebé.