Veinte años después de la toma y liberación del islote de Perejil, frente a la costa marroquí, España ha vuelto a afrontar un serio desafío de Marruecos con el asalto masivo a la valla de Ceuta en mayo de 2021 cuya resolución demuestra que España “no ha sabido usar las lecciones aprendidas” en su relación con el vecino del sur, coinciden expertos consultados por Efe.
“La historia demuestra que España no ha sabido usar las lecciones supuestamente aprendidas tras el órdago de Perejil con el que Marruecos testaba la voluntad de España de defender su territorio y sus principios; igual que con la avalancha sobre Ceuta del año pasado”, explica el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas Emilio Sáenz-Fracés.
“Son lecciones potencialmente aprendidas, pero no siempre aplicadas”, coincide el historiador y director del Real Instituto Elcano, Charles Powell.
De la misma opinión es quien entonces era ministro de Defensa, Federico Trillo, quien con motivo de una entrevista reciente con Efe aseguró que la última crisis con Marruecos “se ha resuelto como siempre ocurre con los gobiernos del PSOE, que parece que tengamos que pedir perdón por defender nuestros derechos".
Este lunes, 11 de julio, hará 20 años desde que un puñado de gendarmes marroquíes tomaba posesión de la isla Perejil e izaba la bandera de Marruecos en lo que es, teóricamente, un islote de soberanía española.
Seis días más tarde, el 17 de julio, un comando de Operaciones Especiales del Ejército de Tierra, a bordo de dos helicópteros, aterrizó en el islote, detuvo a los militares marroquíes, que fueron entregados de inmediato a las autoridades de Marruecos, e izó la bandera de España.
La intervención se hizo "al alba y con viento duro de levante”, como relató en el Congreso el entonces ministro Trillo. El día 20, España y Marruecos alcanzaron un acuerdo que supuso la vuelta al "statu quo" anterior por el que el islote quedaba deshabitado y era tan solo utilizado esporádicamente por la Guardia Civil como apoyo al control del tráfico marítimo en el estrecho.
Veinte años después de aquel incidente militar y diplomático, España y Marruecos atraviesan una relación bilateral bien distinta que ha llegado, no sin polémica, tras el asalto masivo a la valla de Ceuta de hace un año, el relevo de la ministra de Asuntos Exteriores, y el giro de 180 grados de la posición de España sobre el Sáhara Occidental.
Sánchez escribió personalmente una carta al rey de Marruecos y pactó una “nueva relación basada en la confianza y el respeto mutuo” y, poco después, la OTAN destacó la “mirada al sur” en su nuevo concepto estratégico y reiteró el compromiso explícito de defender cada centímetro” del territorio de cada uno de su socios.
La comparación de ambas crisis revela grandes similitudes e importantes diferencias. Sin embargo, el contexto en que se desarrollaron una y otra crisis es bien distinto, recuerdan los expertos.
Así, el director de Elcano señala que Aznar contaba con mayoría absoluta, mientras que Sánchez ha debido afrontar “su crisis con el Parlamento más fragmentado de la historia de España, con la vida política más polarizada y con el primer Gobierno de coalición de la historia”.
El profesor Sáenz-Francés apunta además a que el contexto internacional también “era otro”.
Mientras que en tiempos de Aznar, España tenía una “estrechísima relación con Estados Unidos, hoy es Marruecos quien tiene esa relación especial y ha sabido jugar bien sus cartas”.
Además, “hoy, a escala global somos menos fuertes, tenemos una posición más débil y un problema de credibilidad en política exterior que nos hace recurrir siempre a Europa”, argumenta.
Para Charles Powell, las lecciones de la crisis de Perejil son claras y la primera es que España ha “europeizado su política exterior, pero Europa no es siempre la panacea y no siempre te saca las castañas del fuego”; en asuntos bilaterales “hay que tener firmeza y aliados potentes que te apoyen”.
También subraya la importancia de mantener la unidad interna ante conflictos bilaterales: “al final, el peor enemigo de la política exterior de España son las divisiones que se puedan producir entorno a los temas importantes; la política de Estado”.
Eso exige un “mayor esfuerzo de convicción, explicación y de generar complicidades en la sociedad y en el Parlamento”.
Ambos coinciden en que habrá más crisis con Marruecos y ambos confían en que España sea capaz de aprender de su propia historia.