Asimismo, Durnwalder explicó que de los 28 heridos siete están graves, y que el número de víctimas todavía no es definitivo.
El descarrilamiento del convoy tuvo lugar ayer sobre las 9.00 horas (07.00 GMT) en una zona de vía única que atraviesa una estrecha garganta entre los municipios de Laces y Castellbello, que estaban unidos a la localidad de Merano con esta línea ferroviaria.
Todo apunta a que el convoy fue alcanzado por un desprendimiento de tierra, consecuencia de la mala situación del terreno debido a la rotura de un conducto de riego que durante dos días había mojado el suelo y dejado muy inestable, aunque habrá que esperar a tener más datos.
Por el momento, los técnicos han podido rescatar la caja negra del tren, que está muy dañada, publicó el diario La Repubblica.
El primer vagón, que sufrió graves daños debido al impacto, se salió de la vía y quedó colgado entre dos árboles que evitaron que cayera al río, y los bomberos se afanaban para asegurarlo mientras los trabajos de rescate siguen adelante puesto que se teme que pueda haber todavía víctimas bajo el fango.
Los servicios de Protección Civil han instalado una base en la zona, al tiempo que se ha interrumpido el tráfico para poder llevar a cabo las tareas de rescate.
La línea afectada, según Il Corriere della Sera, es una de las más modernas de la región del Trentino Alto-Adigio y fue inaugurada en 2005.
El Ministro de Transportes, Altero Matteoli, que se desplazó al lugar de los hechos tras conocer la noticia, calificó lo sucedido de “muy grave”.