Estos dos países fueron, junto a la abstención del Líbano, los únicos de los 15 miembros del máximo órgano de decisiones de la ONU en no respaldar la resolución auspiciada por EEUU, que contaba con el apoyo de Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania y que impone una cuarta ronda de sanciones a Teherán.
La embajadora estadounidense, Susan Rice, responsabilizó al régimen iraní de “violar” sus compromisos con el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) e ignorar las anteriores resoluciones de la ONU al seguir enriqueciendo uranio.
“El Consejo de Seguridad ha adoptado esta resolución con el objetivo de reiterar la necesidad de que Irán actúe y cumpla con sus obligaciones”, señaló Rice tras la votación, además de subrayar que estas sanciones, que calificó de “inteligentes y precisas”, no están dirigidas al pueblo iraní.
Asimismo, el embajador de Francia, Gérard Araud, denunció que “Irán ha desarrollado un programa nuclear clandestino durante 18 años”, que incluye la fabricación de misiles capaces de llevar cabezas nucleares y una planta de enriquecimiento “oculta” cerca de la localidad de Qom, a 160 kilómetros de Teherán.
Por su parte, Brasil y Turquía, miembros no permanentes del máximo órgano, afirmaron que las nuevas sanciones son innecesarias tras el acuerdo que alcanzaron en mayo con Irán para intercambiar combustible nuclear.
“La declaración de Teherán del 17 de mayo es una oportunidad única que no se puede desaprovechar”, dijo la embajadora brasileña, María Luiza Ribeiro Viotti, para quien el efecto del castigo lo sentirá el pueblo iraní.
En su opinión, las “experiencias anteriores, particularmente el caso de Irak, demuestran que la espiral de sanciones, amenazas y aislamiento pueden conducir a trágicas consecuencias”.
Por otro lado, la mayoría de miembros del Consejo de Seguridad consideraron que se han dado amplias oportunidades al régimen iraní para disipar las dudas sobre sus actividades, además de considerar e que el acuerdo con Turquía y Brasil es “insuficiente”.
El embajador de México ante la ONU, Claude Heller, que preside este mes el máximo órgano, resaltó que el pacto “no incluye un compromiso claro para poner fin a las actividades de enriquecimiento de material nuclear”.
“Es un falso dilema plantear que estamos frente a una disyuntiva o un ultimátum entre una solución pacífica o el uso de la fuerza”, afirmó Heller, para quien “una solución diplomática no es incompatible con la adopción de sanciones, y éstas de ninguna manera clausuran el diálogo y la negociación”.
En un discurso desafiante, el embajador de Irán, Mohammad Khazaee, aseguró que su país “no se doblegará a las presiones de algunas potencias”.
Irán “tiene la determinación de continuar el desarrollo de la energía nuclear para fines pacíficos”, aseguró el diplomático, quien recitó en su discurso un largo rosario de “agresiones” históricas de EEUU y el Reino Unido contra su país.