Después de varias jornadas de incertidumbre, el Gobierno húngaro comenzó hoy a plantear claramente la situación en torno a la balsa de acumulación de residuos tóxicos de Ajka, tras dar prácticamente por seguro que los muros se desplomarán.
"Lo que esperamos, de acuerdo con las estimaciones de los expertos, es que esos muros dañados van a desmoronarse", indicó hoy a la prensa Zoltán Illés, secretario de Estado de Medio Ambiente.
Illés dijo que no es posible saber cuándo va a producirse ese desplome de los muros norte y oeste, en los que ya hay una fisura de 15 metros de ancho y numerosas grietas menores.
Con 600 metros de largo, 25 de ancho y unos cinco de altura, el muro estará compuesto de 40.000 toneladas de rocas y tierra, y se espera que sea suficiente.