Al menos 60 personas murieron ayer y otras 150 resultaron heridas en el atentado más sangriento ocurrido en Irak en lo que va de año.
Al menos 60 personas murieron ayer y otras 150 resultaron heridas en el atentado más sangriento ocurrido en Irak en lo que va de año, perpetrado por un suicida contra un centro de reclutamiento de la Policía iraquí en la ciudad de Tikrit.
Según fuentes de la Policía, el suicida detonó la carga de explosivos que llevaba adosada al cuerpo dentro del edificio donde se congregaban numerosos voluntarios para ingresar en el cuerpo de seguridad.
Las víctimas se encontraban realizando los trámites para conseguir su ingreso en el cuerpo de la Policía.
Tras el ataque, las fuerzas de seguridad iraquíes se dirigieron al lugar de la explosión, en la plaza de Al Ehtifalat,
en el norte de Tikrit, para facilitar el traslado de las víctimas a los hospitales de la ciudad.
El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, amenazó con “pedir cuentas” a los miembros de los cuerpos de seguridad que no impidieron “el derramamiento de sangre de inocentes y jóvenes valientes que acudieron al llamamiento de servir a su patria”.