Las presiones de la oposición yemení y de miles de manifestantes lograron ayer poner fin a las aspiraciones de perpetuarse en el poder.
Las presiones de la oposición yemení y de miles de manifestantes lograron ayer poner fin a las aspiraciones de perpetuarse en el poder del presidente del país, Alí Abdalá Saleh, quien anunció que renuncia a prolongar su mandato.
En un discurso ante el Parlamento, el gobernante yemení aseguró que “congelará las reformas constitucionales (que le permitirían presentarse a la reelección) de acuerdo con lo que exige el interés público”, en medio de las
protestas de la oposición contra su régimen.
“No a la extensión del mandato, no a la herencia”, dijo Saleh, en alusión a las enmiendas a la Constitución que quería introducir para no limitar el número de mandatos presidenciales y para facilitar el acceso al poder de su hijo Ahmed.
La Constitución yemení, que ha sido modificada en dos ocasiones desde la unificación del país en 1990, solo permite al presidente presentarse para dos legislaturas, pero el Parlamento había aprobado el pasado 1 de enero cambios provisionales para derogar estas disposiciones.