"¡Y vivieron juntos y felices para siempre!" es típico desenlace que se espera de los cuentos de hadas, pero no se aplicará a los Príncipes de Mónaco
"¡Y vivieron juntos y felices para siempre!" es típico desenlace que se espera de los cuentos de hadas, pero no se aplicará a los Príncipes de Mónaco. Tras el polémico enlace, uno de los principales diarios de Sudáfrica, City Press, ha publicado que el príncipe Alberto de Mónaco y su mujer la princesa Charlene pasaron la luna de miel en hoteles distintos.
Estaba previsto que la pareja se alojara en una suíte de 4.500 euros por noche en el lujoso Hotel Oyster Box de Umhlanga Rocks, la suite presidencial de dos plantas con vista al Océano Indico, cerca de Durban.
Sin embargo, la princesa se instaló en la suite Buthelezi de ese mismo hotel mientras que el príncipe Alberto se hospedó en el Hotel Hilton, en Durban.
"Debía haber sido una luna de miel de ensueño, pero la princesa Charlene durmió sola a 16 kilómetros de su príncipe", escribió el periodista Gavin Prins en el diario City Press.
En los varios compromisos que tuvieron que atender, cómo la reunión con el presidente Jacob Zuma, la pareja se trasladaba en el mismo coche oficial pero regresaba a sus hoteles en automóviles distintos.
Charlene no se mostró ni confortable ni muy feliz. "Cuando los fotógrafos insistieron que la pareja se besará, se vivió un momento de tensión. Charlene volvió la cabeza y Alberto terminó dándole un beso en la mejilla", afirmó Prins.
El príncipe tiene un hijo de 6 años llamado Alexandre, con Nicole Coste, y una hija de 19 años, Jazmin, con Tamara Rotolo, agente inmobiliaria estadounidense. Ahora se espera que por lo menos otra mujer afirme que también tuvo un hijo ilegítimo del monarca.