El magistrado que ve el juicio contra la ex primera ministra ucraniana Yulia Timoshenko por abuso de poder y malversación de fondos públicos.
El magistrado que ve el juicio contra la ex primera ministra ucraniana Yulia Timoshenko por abuso de poder y malversación de fondos públicos ordenó ayer el arresto de la acusada por desacato, en una nueva vuelta de tuerca del sonado proceso.
Tras el anuncio de la decisión se produjo un forcejeo entre partidarios de Timoshenko y efectivos de las fuerzas de seguridad que entraron en la sala del juzgado para llevarse a la princesa de la Revolución Naranja de 2004.
El diputado Serguei Vlasenko, compañero de partido de la líder opositora, trató de romper el cerco policial, pero fue maniatado por los agentes, que sacaron a Timoshenko de la sala y la trasladaron en un furgón policial a una prisión preventiva de la capital ucraniana. Más de un centenar de policías formaron un corredor frente a la entrada al tribunal para evitar el avance de los activistas.
Los manifestantes, que coreaban gritos de “¡Vergüenza!”, intentaron en vano romper el cordón policial, tras lo que corrieron tras la camioneta que llevó a Timoshenko a penitenciaría. Uno de los movimientos que apoyan a la política declaró una “movilización popular” llamando a todos los partidarios de Timoshenko a que se reúnan el día 8 de agosto, fecha de la próxima vista, para exigir la destitución del presidente Victor Yanukovich y la liberación de todos los presos políticos.
La administración del presidente, a quien Timoshenko acusa de orquestar el proceso en su contra con el objetivo de “represaliar a la oposición”, no tardó en reaccionar sobre el arresto y negó que hubiera interferido en el proceso.
El arresto se produjo después de que el primer ministro de Ucrania, Nikolai Azarov, compareciera en el día de ayer como testigo en el juicio contra su predecesora e hiciera declaraciones en ruso, lo que indignó a la acusada, quien pidió un intérprete.